DULCE LOCURA 2015-09-25 11:50:00

Te visitan en la hora más oscura 
todos tus amores perdidos. 
El camino de tierra que conducía al manicomio 
se despliega otra vez como los ojos 
de Edna Lieberman, 
como sólo podían sus ojos 
elevarse por encima de las ciudades 
y brillar. 
Y brillan nuevamente para ti 
los ojos de Edna 
detrás del aro de fuego 
que antes era el camino de tierra, 
la senda que recorriste de noche, 
ida y vuelta, 
una y otra vez, 
buscándola o acaso 
buscando tu sombra. 
Y despiertas silenciosamente 
y los ojos de Edna 
están allí. 
Entre la luna y el aro de fuego, 
leyendo a sus poetas mexicanos 
favoritos. 
¿Y a Gilberto Owen, 
lo has leído?,
dicen tus labios sin sonido, 
dice tu respiración 
y tu sangre que circula 
como la luz de un faro. 
Pero son sus ojos el faro 
que atraviesa tu silencio. 
Sus ojos que son como el libro 
de geografía ideal: 
los mapas de la pesadilla pura. 
Y tu sangre ilumina 
los estantes con libros, las sillas 
con libros, el suelo 
lleno de libros apilados. 
Pero los ojos de Edna 
sólo te buscan a ti. 
Sus ojos son el libro 
más buscado. 
Demasiado tarde 
lo has entendido, pero 
no importa. 
En el sueño vuelves 
a estrechar sus manos, 
y ya no pides nada.

Roberto Bolaño

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