parte de la religión


celeste rodríguez


Quisiera poder atravesar el océano, trazar un camino rosa cubierto de lirios, llevar en las manos las palabras que nunca te dije. Ser alguien valiente que no le tema al sol, poder creer en la vida más allá de los sentimientos. No tengo el coraje necesario, sin embargo. Me conformo y resigno a la pena, a soportar una crueldad inmensa de color azul algunas noches simulando alegría desparramada sobre mi cuerpo.
¿Y qué soy sino más que el papel amarillento de una carta que llegó tarde siempre a todos lados? el tiempo ese maldito asesino que me condenó desde un primer momento por no confiar nunca en él.
Quizás un día estalle en mí Hiroshima y Nagasaki juntas y entonces sí, forme parte de una historia importante que no se escribirá ni con sangre, ni con lágrimas, sino con la belleza pura de una cruz florida de una religión - el amor tal vez - que nace.


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