La joven muerte

Los actores Gina Bramhill y Orlando James, protagonistas de la obra. ©Cheek by Jowl


Inspirado en la obra teatral "Tys pity she´s a whore" de la compañía inglesa Cheek by Jowl
Título propuesto por Giusseppe Domínguez

No hay útero tan viciado como el tuyo, transitando por las tripas de la ballena bíblica. Vienen y van los fastos, ésos que celebran otras gentes.
Mientras tú, presurosa, dejas que la vida te empape de quinina para dejarte sorda y no oír ni ver ni sentir los domingos para el Señor, los sábados para Yahvé, los viernes para Alá.
Detrás de la ventana puede que ocurra la existencia, pero no estás segura de ello. Ni siquiera recuerdas cuándo comenzó tu vida, cuando degustaste la última horchata de Feria, cuando alguien te dio permiso para celebrar.
Tienes las quijadas dobladas por la sonrisa perenne, achantada la espalda por el paso de la grada que te aplasta las vértebras y las deja agonizantes, nunca muertas. Oda al coma irreversible de tu espadaña trasera, rodrigón de las alubias que luego sirves.
Sabes que perteneces a alguna orden antigua y añeja de damas que se sentaban juntas a pelar judías, a secar carne y a teñir de negro las ropas, junto a los restos de la hoguera, enfundadas en bastillas; mujeres de aliento corvino y rasgos chinescos.
También sabes que todas ellas murieron tan en silencio que sus cuerpos se confundieron con las sábanas y así las enterraron: hilo y carne juntos.
Por eso, mientras el vino corre fuera, tus piernas abrazan, calientes, el amplio embozo del lecho, tu vagina por telar y te dejas acariciar el útero desbastado por la seda de las orugas presintiendo el calor de tu único amante futuro.

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