literatura

F. J. Irazoki: Ciento noventa espejos

Francisco Javier Irazoki: Ciento noventa espejos.Hiperión.Noventa y cinco textos de ciento noventa palabras cada uno + un prólogo de idéntica extensión = Ciento noventa y dos páginas de tránsito poético.De tránsito poético sujeto a lo real. Espacio de ...

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Motivos para leer

Yo soñé que era Serafín Arellano cuando leí “El final de Norma”, de Pedro Antonio de Alarcón. En aquella época, el rostro de “La hija del cielo”, era el de una compañera de escuela. Me enfrenté al vil Rurico de Cálix (con la cara del novio de mi compañ...

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Personajes desesperados

En 1991, Jonathan Franzen se hospedaba en Yaddo, la colonia para artistas situada en Saratoga Springs (Nueva York), preparando un ensayo sobre el postmodernismo, corriente en el que encajaba su literatura en ese momento. Un día, en la biblioteca de... ...

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Un tal Bolaño

Xosé Luis Fortes cuenta que a finales de 1979 coincidió con un tal Bolaño en Ourense. Tuvieron trato durante un mes, aproximadamente. Según él, casi seguro que era Roberto Bolaño Ávalos (1953-2003), el escritor chileno. Acentúa la palabra «casi», para....

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Cartas a Stalin

En un mundo en que ser poeta o novelista importaba de verdad, porque la gente consideraba que sus verdaderos líderes eran los escritores, Mijail Bulgákov y Evgeni Zamiatin escribieron en los años treinta sus famosas y desesperadas cartas a Stalin,... L...

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Una noche con Iñaki Uriarte

Quedé a cenar con Iñaki Uriarte a las nueve de la noche, en el restaurante Monterrey, de Bilbao. Al fin íbamos a conocernos. Hacía calor y fresco a la vez. Para días así siempre salgo con chaqueta, pero en la... Leer más ›

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Mujeres en la cama

Gina Berriault murió en 1999 de una «breve enfermedad», según su familia. Tenía 73 años. Se hallaba inmersa en un libro titulado The Great Petrowski cuando se le diagnosticó una dolencia terminal. Tuvo tiempo de acabarlo, pero ya no de... Leer más &#82...

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Un título para Karius

Dos errores centelleantes, con una diferencia de treinta y dos minutos, fue cuanto necesitó Loris Karius para perderlo todo: fortuna, talento, juventud, incluso belleza. Solo se salvó el amor, cuando al finalizar el partido la afición del Liverpool se ...

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