SOS 4.8 (La pulsera)
Son las tres de la mañana y estoy en mi habitación de hotel de cuatro estrellas mordiendo mi pulsera del SOS 4.8 como un perro rabioso. La habitación huele de manera encantadora, como huelen las habitaciones de hoteles caros, como si en sus camas no durmiesen personas sino ángeles o vírgenes desnudas que hubiesen retozado sobre campos de lavanda y amapolas. Mi c...
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