SE ACABÓ
Menos mal que había parado de llover. Mayo en París, brillante y mojado, gris y maravilloso. Desde que utilizaba bastón, Jean odiaba llevar paraguas. Presumido en grado sumo, decía que andar con bastón y paraguas a la vez le hacía un caminar “desacompasado, torpe y ridículo”, lo que para un compositor no dejaba de ser pura ignominia...
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