EL OJO DE LA CERRADURA
Lo único que conservó de aquella casa antes de quemarla fue el ojo de la cerradura. Lo guardó durante años en la caja fuerte de su despacho. Cada tarde abría una botella de vodka y no se levantaba de su sillón de presidente hasta que la terminaba. Sacaba entonces la cerradura y con la mirada turbia observaba aquel agujero negro. Jamás había v...
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