OCASO
el cielo como una enorme balsa de sangre esta tarde, al sacar a la perra, justo antes de ponerse el sol, un cuadro imposible, onírico y decadente, mágico y crepuscular, la ciudad a lo lejos teñida de rojo y sobre ella, engulléndola lentamente, inmensidad de nubes ensangrentadas, cúmulos y cirros púrpuras y algodonosos estratos carmesís, como despu&e...
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