CUANDO CONOCÍ A LORENA por NATACHA G. MENDOZA
Cuando conocí a Lorena, sabía que no regresaría ileso. De hecho, nunca regresé. De niños patinábamos en la plaza mayor, había una explanada circular, nos apretábamos las manos para rodar de forma interminable. No quería mirarla porque sabía que caería ...
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