Descartemos el revolver

Brazo de gitano

Todos los años, a finales de agosto, por el día de San Ramón, una vecina se presentaba en casa de mis padres con un brazo de gitano. Al principio lo llevaba ella en persona, la invitábamos a entrar, y podía... Leer más ›

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La columna vacía

Cuando a uno no se le ocurre nada que escribir, lo mejor es ponerse a escribir rápido, empezando por ahí. Hay columnas, o novelas, u obras de teatro, que brotan porque el autor no tiene nada que decir pero –se... Leer más ›

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El mejor escritor del mundo

Nada se parece al miedo de un escritor a no ser el mejor. En la noche de todo autor existe un sueño temido en el que atisba que es flojucho, de segunda división. De pronto, presiente que nadie se acordará... Leer más ›

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Adiós a las vacaciones

El final de las vacaciones representa una de esas cosas tristes que a veces te ponen muy contento. A menudo, el instante más hermoso de un viaje es el regreso. Hay un día en el que, lejos de casa, se... Leer más ›

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Muerte de un escritor

Los escritores no mueren. Cuando un escritor muere, si es que muere, regresa. Nunca se va. Es un rayo que no cesa, como si de un modo u otro siempre hubiese tormenta, aun en verano. Huye lejos y se queda.... Leer más ›

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Gafas de sol

Si tuviese que elegir un solo objeto, porque sin él no existirían los veranos, y la vida sería un poco más horrible, elegiría las gafas de sol. ¿Qué hay más bello, profundo y sofisticado? A través de ellas el mundo... Leer más ›

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Bares inmundos

La literatura transcurre a menudo en bares inmundos, nada literarios. No tienen wifi, hay cáscaras de cacahuetes en el suelo, nadie escribe versos en sus mesas, el café es normalito, no hay papel higiénico… pero son bares perfectos. Cualquier novela... Leer más ›

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Bares vacíos

Me gustan los bares cuando los camareros acaban de abrirlos y aún no se han llenado de borrachos que gritan y no paran de ir al baño. Entré en uno al azar. Miré a través de la cristalera y deduje... Leer más ›

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Un burdel con orquesta

Larsen encendió un cigarrillo viejo y sudado, que ya había estado fumando hacía un rato, y empujó la puerta de La Casa Verde. La oscuridad estaba caliente y le dio en la cara. Al fondo, escuchó una música andrajosa y... Leer más ›

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Libros rotos

Me desperté a las ocho, preparado para mi odisea diaria. Al levantarme, no pude evitar que a la vieja cama le chirriasen las arandelas de latón. Esta era la gran herencia que legó a Molly su padre. Ella adoraba esa... Leer más ›

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