ella salía de un cuarto desperezándose
La puerta del balcón mandaba morses al comedor vacío a causa de la ventolera. Qué vacías aquellas sillas del salón, la cocina, la parte de la entrada que podía divisarse desde el sofá a través de la puerta entreabierta, la televisión apagada, los tiestos, la ropa tendida... Había un reloj que segundeaba sonoro y desacompasado ...
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