la vida sabida
Volvía de enterrarla y la encontró por primera vez bajo la marquesina del doscientos que llevaba al aeropuerto. Le brillaba el pelo como una cestita de negros incendios por el solazo lírico que venía haciendo aquella noche de viernes y la cara era tan bonita, tan de actriz natural, que ni se le ocurrió mirarle escotes ni muslos, aquellos ojos tras los lentes eran...
Read More »