ESCRIBIR PARA SEGUIR VIVO: VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ Y EL NUEVO REALISMO por IGNACIO ESCUÍN BORAO


Publico hoy en este blog, por primera vez en las redes, este extenso ensayo de Ignacio Escuín Borao sobre mi obra, incluido en "Teatro y géneros autobiográficos (literatura actual en Castilla y León, 4)" un libro colectivo coordinado por Nuria María Carrillo Martín y publicado por la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua en 2021, que explora la intersección entre el teatro contemporáneo y las formas autobiográficas en la creación literaria de Castilla y León, presentando investigaciones y textos sobre autores y obras relevantes de la región.

Un certero repaso a mi trayectoria como narrador, poeta y editor, y a mi forma de entender la literatura y la propia vida.

*

El límite espacio temporal de la narrativa posmoderna, estético o paisajístico, según se quiera indagar o depende cuál sea la dirección de la mirada, está ineludiblemente ligada a una experiencia real. Quizá deberíamos insistir, incluso, en la idea de que lo real, lo experiencial, aquello que deviene de lo ya vivido por el autor es la esencia de la narración posmoderna. Cada una de estas palabras es siempre discutida por aquellos que no creen del todo en este concepto teórico y abre a la propia experiencia la aceptación de la del autor, generando así un requerimiento subjetivo y libre en el campo de la teoría literaria.

Esta experiencia contará para algunos con el concepto de lo real o de lo verosímil de forma muy precaria, pero quizá como sentencia Brian McHale (1988) hay que asumir que el presupuesto de lo real lo sea para quien alcance un acuerdo con los términos básicos que definen a la posmodernidad:

We do not claim that our story is “true” […], but only that our story is useful and interesting to a particular audience. To escape the general posmodernist incredulity toward metanarratives it is only necessary that we regard our own metanarrative incredulously, in a certain sense, profferin it tentatively or provisionally, as no more tan a convenient or satisfying, i the key of “as if”. (McHale, 1988:20)

Este margen para la interpretación que genera el halo de la posmodernidad es siempre amplio y laxo, caótico y libre también y pone en jaque los presupuestos teóricos y estéticos anteriores, esos que producen nostalgia a los estudiosos que admiran las etiquetas y los compartimentos estancos para determinar lo que debe o no formar parte de su historia de la literatura y su canon.

De tal forma, trazar una línea de trabajo vinculada a un autor que es al cien por cien un hijo de la posmodernidad por concreción temporal y convencimiento absoluto, generará siempre un hipervínculo entre la vida y la obra, y una relación estrecha entre estos dos conceptos. Así pues, como la propia vida, la trayectoria literaria estará gobernada por la impredecibilidad, la paradoja y las variaciones propias de una vida. En palabras de Lozano (2007:13): “Más allá de una teoría separada de la vida, la posmodernidad es la experiencia cotidiana del mundo en que vivimos, nuestro día a día”.

Y además de cotidiana es urbana. Esta afirmación debe matizarse pues no se trata de un concepto urbano como el heredado del s. XIX, en realidad va más allá pues habla de la democratización cultural y la fragmentación. Esa nueva urbe desde la que proyecta el autor puede estar ya ubicada casi en cualquier lugar del mundo y desde el mismo escribe y lanza proyectos para el resto de las urbes, para el resto de la sociedad. En ese paradigma de posmodernidad hiper tecnologizado se mueve el creador y hacedor de proyectos con libertad, allá donde sea su casa, y en este caso es la ciudad de León.

Amendola siguiendo los preceptos de Vattimo, Lyotard y Jameson señala el siguiente listado de rasgos definitorios:

Características constantes de la experiencia urbana postmoderna son: indeterminación (ambigüedad, indeterminación y fracturas); fragmentación (la ruptura de los metarrelatos, la valoración de las diferencias, la fragmentación, el patchwork y el bricolage proyectual); decanonización (deslegitimación masiva de los códigos y las convenciones, los metalenguajes, la desmitificación y el “parricidio de masas” subversión y revuelta); crisis del yo y falta de profundidad (la identidad como problema y la difusión de identidades ligeras y cambiantes); hedonismo y búsqueda de la belleza como valor difundido); valoración de lo impresentable y de lo no representable; ironía, hibridación; parodia, travestismo, pastiche (la reducción del pasado al presente y la reproposición de la equitemporalidad heideggeriana en clave irónica y posmoderna); carnavalización (la vida como juego, el antifaz y la fiesta); protagonismo y participación (la ciudad como work in progress abierto a los significados de cada uno); subjetivismo (la primacía de la construcción individual, el individuo partidario de sí mismo, coexistencia de diversas hipótesis, incluso en conflicto, del mundo); casualidad y estocástica (caída de la previsibilidad y de la predeterminación, primacía de la casualidad y de la probabilidad). (Amendola, 1997:71-72)

Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966) es uno de los principales autores vinculados con el nuevo realismo en España, esa ramificación del realismo que se ha expandido en el contexto posmoderno con total libertad. Ha desarrollado desde hace más de veinte años una obra sólida vinculada siempre a la autobiografía, los géneros vinculados al yo y una vinculación real con su ciudad y su paisaje.1

Fundador de importantes publicaciones (desde 1996) como el fanzine Vinalia Trippers, cabeza del movimiento contracultural de los años noventa y el primer espacio en el que publicaron autores tan significativos como David González o Miriam Reyes, es autor de poemarios como Canciones de la gran deriva (Ateneo Obrero de Gijón, 1999 /// Origami, 2012), Privado (Baile del Sol, 2005) Estación del frío (Eds. del 4 de agosto), Días de ruta (Ediciones Lupercalia, 2014) o Haga lo que haga en la tierra (Canalla ediciones, 2020) y de volúmenes de narrativa como Monstruos y prodigios (Amargord, 2007), El pueblo oscuro (Premio Letras Jóvenes de Castilla y León, 1995), Perro de la lluvia (Iralka, 1997), Los que vienen detrás (DVD ediciones, 2002), El merodeador (Baile del sol, 2007) o Travesía (Chamán Ediciones, 2018). Es también autor de los ensayos El tiempo de los asesinos (Iralka, 1998), Cult Movies: Películas para la penumbra (Excodra, 2015) o Películas que erizan la piel (Canalla Ediciones, 2019).

Además, ha realizado antologías nacionales temáticas como Golpes, ficciones de la crueldad social, con Eloy Fernández Porta (DVD ediciones, 2004), Hank Over: Resaca. Un homenaje a Charles Bukowski, con Patxi Irurzun (Caballo de Troya/Random House Mondadori, 2008), 23 Pandoras: Poesía alternativa española (Baile del sol, 2009) o Beatitud: Visiones de la Beat Generation (Baladí, 2011).

La propuesta teórica que aquí se presenta pretende establecer un itinerario real del autor a través de su trayectoria y las vinculaciones de las misma con su comunidad autónoma y su ciudad. Por lo tanto, esta podría vincularse tanto al área de la escritura autobiográfica y memorialística como al complejo espacio de las relaciones entre vida y literatura en la producción literaria en el s. XXI.

Hay tres hitos temáticos referenciales en la carrera literaria de Vicente Muñoz Álvarez, a saber: Charles Bukowski, la beat generation y el pulp. La afinidad del escritor leonés con la obra de Charles Bukowski va más allá de algunos temas comunes dentro de su propia obra o guiños directos a algunos de sus relatos y escrituras diarísticas. De hecho, encabezó un trabajo coral junto al escritor navarro Patxi Irurzun, editado por Caballo de Troya titulado Hank Over con la participación de los autores Eva Vaz, Hernán Migoya, Miquel Silvestre, Raúl Núñez, Vicente Luis Mora, David González, Sergi Puertas, Alfonso Xen. Rabanal, Karmelo Iribarren, José Angel Barrueco, José Daniel Espejo Balanza, Vicente Muñoz Álvarez, Lluís Pons Mora, Javier Marroquín, Agustín Fernández Mallo, Josu Arteaga, Pablo Casares, Kike Babas, Kike Turrón, Pablo G. Bao, Ignacio Escuín Borao, Ana Pérez Cañamares, Kutxi Romero, José Manuel Vara, Lucas Rodríguez Luis, David Murders, Manuel Vilas, Roxana Popelka, Sofía Castañón, Sor Kampana, Angel Petisme, Salvador Gutiérrez Solís, Nacho Abad, Safrika, Patxi Irurzun, Abel Debritto, Eloy Fernández Porta.2

En esa alineación, además de la destacada presencia de teóricos de la posmodernidad (Fernández Porta) y de escritores que han construido una estética distinta (los “nocilla” Gutiérrez Solís o Fernández Mallo) o que han hecho de la autobiografía de ficción su sello de identidad (como Manuel Vilas), le acompaña el también leonés3 Alfonso Xen Rabanal, un autor que es crucial en la trayectoria de Muñoz Álvarez por la creación de su fanzine Vinalia Trippers.

Hay una fascinación hacia el Bukowski contracultural por parte de Muñoz Álvarez. Esa idealización de la estética se puede explicar como base creativa bajo el filtro de la posmodernidad y sus herramientas, como “la anulación de la frontera entre alta y baja cultura que se realiza mediante el eclecticismo de cine negro y ciencia ficción con estética publicitaria y diseño de cómic” (Lozano, 2007:13). Lo contracultural será el punto de partida no solo como estética sino también como modo de vida, una versión contraria al escritor profesional entendido en su percepción tradicional, mucho más cercano a ese Bukowski que era cartero y escribía y que se representa en Vicente Muñoz y su oficio de representante de calzado4 en las carreteras que parten de León hacia la zona noroeste de España.

HASTÍO

2 meses después
de haber comenzado la ruta

el hastío
se apodera de mí

harto ya de la crisis
de tantas quejas
problemas cobros
maletas zapatos
menús baratos

solo una palabra

en letras de neón

brilla en mi mente

TERMINAR

y que Fortuna
luego
reparta suerte

(Muñoz Álvarez, 2014:52)

La fascinación por la beat generation quizá nace del mismo lugar, de lo contracultural y de la creación que nace de la mayor libertad. En su homenaje a esta generación la crítica destacaba la crítica lo siguiente:

De ello, de la influencia de aquellos alucinados escritores, quizás los últimos rebeldes y bohemios auténticos de la Literatura, quiere dar testimonio Beatitud (visiones de la beat generation), un libro donde 33 autores, de diferentes edades y nacionalidades, escriben sobre la manera en que poemas como Aullido, o novelas como En el camino, Los vagabundos del Dharma o El almuerzo desnudo condicionaron su pensamiento y, en varios de los casos, su forma de vida, sobre la base del viaje, de la búsqueda continua de no se sabe muy bien qué, pero en todo caso al margen de lo fácil y de lo establecido, de la sensibilidad y las reglas comunes, tanto vitales como estéticas. (Baquero, 2001)5

En esta ocasión la nómina de autores estuvo compuesta por Carla Badillo Coronado, Patxi Irurzun, Ana Pérez Cañamares, Joaquín Juan Penalva, José Ángel Barrueco, Carmen Beltrán, Uberto Stabile, David González, Carmen Camacho, Miquel Silvestre, Raúl García, Sergio Gaspar, Safrika, Nacho Abad, David Mardaras, Mario Crespo, Roxana Popelka, Eduardo Almiñana, Octavio Gómez Milián, Estelle Talavera Baudet, David Mayor, Pepe Pereza, Almudena Vidorreta, Lucas Rodríguez, Inma Luna, Diego Urizarna, Alfonso Xen Rabanal, Pablo Casares, Sonia San Román, Eloy Fernández Porta, Déborah Vukušić, Vicente Muñoz Álvarez. Muchos de ellos ya habían aparecido en otros proyectos vinculados a Muñoz Álvarez, pero en este caso destaca la convivencia intergeneracional, lo que el escritor leonés siempre ha llamado “la tripulación”, vinculado a su sello Vinalia Trippers y al concepto de independencia y libertad.

No es casual pues esa fascinación por los escritores que no se atan a las modas o los paradigmas más tradicionales de la cultura. La propuesta que defiende Muñoz Álvarez comparte el espíritu “on the road” de Kerouak y esa necesidad de ser absolutamente distintos a las propuestas más formales o más ancladas a la tradición literaria. La propuesta contracultural que se ejemplifica en las dos referencias mencionadas se verá además reforzada por la fascinación por los géneros vinculados siempre al cine de serie B, como el Pulp.

Esos ingredientes suponen la esencia del estilo del escritor leonés. Es sentimental siempre y duro al mismo tiempo, es rebelde desde la absoluta independencia dentro del sector del libro y su vinculación eterna a sellos editoriales pequeños, indies, undergrounds o emergentes. No se presenta a premios convocados por importantes editoriales e instituciones públicas, tampoco forma parte de alguna de las alineaciones habituales de los núcleos poéticos adscritos a las denominadas poéticas críticas o de la conciencia, y no es deudor de nada ni de nadie salvo de su propia obra, su propia ruta, su manera de entender la vida y la literatura.

Es reflejo de su propia vida y de la reconstrucción de la misma, como señala Julio César Álvarez en el prólogo a Regresiones (2015):

Mirar atrás y recrearse en los detalles. Con una mirada lúcida y tierna, donde no hay que demostrar absolutamente nada a nadie. “vive tu memoria y asómbrate”, afirmación rotunda de Jack Kerouac que Vicente Muñoz Álvarez hace suya aquí como dogma de fe, empeñado, ya desde sus primeras obras, en desenredar la propia vida como una gran maraña de lana, dejándonos presenciar la faena con curiosidad voyeur. Un atractivo tira y afloja con la memoria selectiva, los afectos personales y las distintas instantáneas de una vida que, aunque lejos, parece la de cualquiera de nosotros (Muñoz Álvarez, 2015: 8)

Siempre ha peleado por dotar de un espacio a aquellos que no contaban con el mismo, y en sus propias palabras, Vinalia, su fanzine, fue desde su origen esa utopía posible sobre la que teoriza Alfredo Saldaña (2007), un espacio en el que todas las estéticas pueden expresarse en igualdad de condiciones:

Vinalia fue en su origen un fanzine de relatos ilustrados para adultos que comenzamos a editar en 1995 en León con la idea de dar salida a un tipo de literatura subterránea, alternativa y políticamente incorrecta que no solía encontrar hueco en publicaciones de corte oficial, pese a la calidad indiscutible de sus propuestas. Conocíamos ya de aquellas a un montón de escritores de talento ninguneados por el sistema y el canon, y nos propusimos crear para ellos una plataforma de expresión al tono, con una estética pulp y underground, fusionando la literatura con otras ramas paralelas, como el cómic y la ilustración, la música, el cine independiente, etc. (Muñoz Álvarez, 2011)

La esencia del fanzine es la esencia de toda su obra. Vicente Muñoz Álvarez construye su literatura desde sus principios estéticos y los ejerce como autor, compilador y antólogo o gestor cultural. Se trata de un autor de su tiempo que afronta los conflictos de su época sin evitarlos, con las palabras justas y sin subterfugios literarios. En sus propias palabras:

Nunca me han importado ni gustado las etiquetas y escribo cada libro tal cual me lo dicta mi corazón, sin atenerme a ningún tipo de norma preestablecida. Pero creo (o al menos eso he intentado) que entre los tres títulos6 hay un nexo argumental común y un hilo conductor que les confiere unidad y sentido: ser una crónica (poética y crítica) de los tiempos que corren y estamos viviendo, de la debacle del capitalismo y el desmoronamiento de la economía de mercado, y al mismo tiempo de la dinámica y sinsabores del oficio de la escritura (don y maldición), el segundo gran eje temático de la trilogía. (Muñoz Álvarez, 2020)

Desde estos dos lugares, la crónica de un tiempo y el oficio de la escritura, construye un complejo mosaico en el que los ensayos, los poemarios y los libros de carácter narrativo conviven con las antologías que coordina o todas las publicaciones que son testimonio de una nueva manera de hacer narrativa en las que aparece. Su idea de contracultura reivindica una literatura “alternativa” a la que el canon dicta. Al mismo tiempo su literatura se aloja entre lo real y la plasmación de esa realidad desde su visión, desde el simulacro que puede generar desde esta estética determinada que marca su punto de vista e intencionalidad.

Reconoce a sus referentes desde la escritura y la reescritura y corrección de sus textos y no oculta sus fuentes de inspiración y sus cadencias temáticas:

En ella encontrará ecos de voces para mí muy queridas: Ramos Sucre, Huysmans, Lovercraf y Norberto Luis Romero, a los que está dedicado, y Baudelaire, Rimbaud, Nerval, Poe, Paré, Mache, Blackwood, Dunsany, Yeats, Lautremont, la Beat Generation… así como (cambiando radicalmente de registro y extremo) del cine independiente y gore, la psicodelia y el rock, el cómic, la prensa underground, la televisión y otras disciplinas comúnmente tachadas como cultura pop(ular) o basura, que han sido para mi evolución personal igualmente determinantes. (Muñoz Álvarez, 2008: 6)

El hecho es más que significativo en esta introducción a la reedición de Marginales, título que destaca en la bibliografía del autor por la naturaleza del texto y por el título mismo del volumen que ya lo coloca en un lugar determinado del contexto literario y social. También lo es porque, a su juicio, es un libro diferente dentro de su producción:

En cualquier caso Marginales, tanto por su estilo como por su proceso de reelaboración continua, puede considerarse una rareza en mi bibliografía. Para empezar, el único libro de ficción pura (o eso quiero creer: no dejo de reconocerme una y otra vez en estas criaturas) que he publicado, siendo el resto de tendencia realista (en sus diversas graduaciones) y autobiográfica. Pero sobre todo, y muy especialmente además, por el tono pretendidamente truculento y bizarro, gótico y onírico que le caracteriza, que jamás he vuelto a utilizar del mismo modo en mi escritura. Un tono con el que he pretendido rendir un sentido homenaje a algunos de mis maestros de juventud y a todo el acervo de alta y baja cultura que desde niño he ido devorando y asimilando en mi forma de escribir y concebir la propia vida. (Muñoz Álvarez, 2008: 6)

Equipara el autor su forma de escribir con su manera de concebir la propia vida, y ese es quizá el elemento definitivo para entender la singularidad que representa. Muñoz Álvarez escribe como vive y vive para escribir. Valgan sus propios versos para entender la mezcla de referencias, vida vivida y el deseo literario:

me considero un hombre y escritor esponja, fetichista y mitómano hasta la médula, miro hacia atrás y veo todo lo que me ha arrebatado (que diría Iván Zulueta) reciclado e integrado en mí, en lo que soy, en lo que escribo y edito, desde mis queridas Historias de la cripta a Castaneda, de Dario Argento a Baudelaire, de Bukowski a los Ramones, de JK Huysmans a Tom Waits, de Spiderman a Céline, de Cesaria Evora a Rimbaud, de Thomas Bernhard a John Huston, de Parálisis permanente a Malcom Lowry, de los Clash a los beatniks y de los quinquis a Blake… todo lo que me ha fascinado y marcado lo absorbo y reflejo en mi de forma de estar en la tierra […] y de Vinalia Trippers a El canto de la tripulación… lo pienso y lo repienso mientras subo al blog las fotos de los colaboradores de este último número, Spanish Quinqui, cuánto le debemos a esta revista, El canto de la Tripulación (y también, de paso, a Pierre Mac Orlan), cómo la seguimos en su día, con qué entusiasmo, cómo nos enganchó y lo mucho que ha influido posteriormente en nuestro propio camino… aquella gente, aquella estética, su filosofía y su insurrección… se reflejan, sin duda, en lo que algunos, contracorriente, seguimos intentando hacer: formar una tripulación para evitar que nos devore el sistema… (Muñoz Álvarez, 2014:159)

De eso es, precisamente de lo que trata esta propuesta, de alguien que ha hecho de su forma de vida y de sus convicciones un proyecto literario y estético que va mas allá de su propia obra. Desde León, su ciudad, ha construido una biografía y una bibliografía propia y ha tirado de un gran número de autores que hoy son ya deudores de Vinalia, de la fuerza y la pasión de Vicente Muñoz Álvarez. Ese autor que sabe que para escribir y ser independiente debe trabajar como antes otros grandes de la literatura lo hicieron, de aquel que hoy es capaz de unir a generaciones diferentes para homenajear a los beat, a Bukowski o a la literatura más vinculada a la posmodernidad. Larga vida al leonés que cuida del resto de los hijos del nuevo realismo español.


1 Hay referencias directas en su obra a lugares de la ciudad de León como la Casa Botines, a la que se refiere desde su libro Regresiones como “Torre y llave de plata”. Hay un juego de referencias reales y literarias en esta frase, en sus propias palabras:

En Regresiones hablo de este edificio como «Torre y llave de Plata» en referencia a uno de mis autores fetiche, sobre todo en mi juventud: Howard Phillips Lovecraft. En uno de los relatos que incluye su Viajes al otro mundo, menciona una llave de plata que le transportaba a los recuerdos de su infancia. Era como una especie de salto temporal, de máquina del tiempo. Yo lo asocié en seguida con la Casa Botines y la torre de mi abuela, que de manera parecida me hace retrotraerme a mis recuerdos más tempranos, de ahí el nombre (Muñoz Álvarez, 2018)

2 La propia editorial lo lanzó al mercado con la siguiente descripción: “Un homenaje colectivo, «Made in Spain» al incomprendido escritor norteamericano Charles Bukowski, representante de una estética cruda, cruel e impudorosa. Los treinta y siete jóvenes y emergentes autores aquí reunidos son representantes de una vanguardia de lo «literariamente incorrecto». Sus textos, cuentos, crónicas y poemas se mueven en esa línea descarnada y provocadora donde la realidad muestra su cara más oscura, obscena e incorrecta”, tal y como puede verse en uno de los portales donde todavía puede adquirirse https://www.amazon.es/Resaca-Hank-Over-homenaje-Bukowski/dp/8496594211

3 También está presente en la nómina de autores el leonés y miembro del colectivo Leteo, Nacho Abad.

4 Así lo expresa él:

Con exactamente treinta años cambié de prefijo, de trabajo, de objetivos, de vida… Fue un cambio muy grande y, efectivamente, un contraste que traté de reflejar en Días de ruta. Está dedicado ex profeso a mis dos facetas: la de representaNnte de calzado —a la que me dedico medio año, una campaña en primavera y otra en otoño— y la de escritor —a la que le dedico el otro medio—. Intenté plasmar esa especie de juego de balanzas extrañísimo de mis dos oficios, que van desde el estrés máximo, el trajín, el mundo del capitalismo llevado al extremo más crudo y descarnado, hasta la ensoñación pura y dura de pasear por el bosque con el perro y escribir. (Muñoz Álvarez, 2018)

5 Reseña publicada en el blog de crítica “la tormenta en un vaso”, todo un referente de las publicaciones singulares en la literatura del siglo XXI.

6 Se refiere a lo que él considera una trilogía compuesta por los libros Días de ruta, Travesía y Haga lo que haga en la tierra.

Ignacio Escuín Borao, 
en Teatro y géneros autobiográficos: 
(literatura actual en Castilla y León, 4). 
coord. por Nuria María Carrillo Martín. 
Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2021.


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