Ahora

Cuando despertó, el reloj marcaba las 7:00. En la mesilla, como cada mañana, reposaba el café. Pero en esta ocasión, junto a la taza, sobresalía una carta sin remitente cuya caligrafía reconoció de inmediato. Leyó su mensaje con miedo y esperanza: “Hoy es el día que lo cambiará todo”.

Por fin se atrevió a salir. 




Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*