DÍAS DE HAMBRE Y ROSAS por PEDRO GONZÁLEZ POLLEDO




DÍAS DE HAMBRE Y ROSAS

Adelante y atrás por el camino,
en autostop, sin billete en los trenes,
en una mochila todos mis bienes
y la carretera como destino.

On the road, la Biblia del peregrino,
Zimmerman siempre latiendo en las sienes,
Madre, que no sabe si vas o vienes,
los versos, las rosas, el hash y el vino.

Deshaciendo un ovillo provinciano,
creando conciencia, esculpiendo versos
con hermosos cuerpos y labios tersos.

Todo un vagabundo del Dharma Hispano:
Un paso atrás y dos hacia adelante.
Siempre con hambre, sucio y elegante.


INSOMNIUM

Arde en mi mente el frío de este fuego
que no consigo apagar aunque duerma.
El cuerpo agotado y la mente enferma
ven pasar las horas: Macabro juego

si de madrugada, por más que ruego,
se para el reloj y el tiempo no merma
y todo lo invade una niebla yerma
y una sepulcral vaharada luego.

Podría morir en unos instantes
que ya todo me importa poco o nada.
Dejar esta chaqueta desolada,

los huesos amarillos y elegantes
y éstos plásticos dientes incompletos
que en la noche mastican mis secretos.


SED DE GLORIA

Con hambre en las tripas y sed de gloria
calcé mis botas y me eché al camino:
Cuento lo que fue, no lo que imagino,
me subí al tren y así empezó mi historia.

Como un borrico atado en una noria,
ciego y sordo detrás de mi destino
esculpiendo a golpes de verso un Sino,
una marca en la Tierra, una memoria.

Como aquel Wendigo de pies ardientes,
corriendo por el campo y las ciudades,
revolviendo conciencias obedientes,

poniendo nuevos nombres a las cosas,
alzando el puño a las autoridades:
Fueron los días del hambre y las rosas.


Pedro González Polledo