Deporte: Fuente de Bienestar
Si me preguntan desde cuándo
hago gimnasia, me da mucha risa y, por lo general, contesto que desde
siempre. En este repertorio de imágenes y palabras descubriréis el porqué.
A los seis meses toqué los
primeros hierros, y a los nueve, el tacatá me resultaba tan pequeño que decidí
caminar y correr por mi cuenta. Sí, soy hiperactiva. A los dos años me
compraron un triciclo con el que iba a toda pastilla por donde fuera. Me di más
de un chichón y me hice alguna que otra brecha, pero nada mermaba mi ansiedad
por brincar. Meses después recorría la casa con los tacones de mami. Taconeaba
a todas horas; me sobraban tanto que, a la hora de comer, era un calvario estar
conmigo porque se me caían constantemente y el ruido ponía de los nervios a
todos.
Mi trayectoria escolar fue
intensa y, con siete años, llegué a un colegio religioso con un gran
patio y numerosos cachivaches con los que jugar y entrenarme. Allí descubrí
la gimnasia. Era la primera en dar volteretas, hacer el pino, el puente… o
lo que hiciera falta. Aunque me cayera, me levantaba como un rayo y nunca me
quejaba porque quería seguir moviéndome. ¡Me encantaba! A la misma edad
aprendí natación en el Club Ferca y ballet clásico en el conservatorio de Valencia.
En la calle patinaba, jugaba a la cuerda, a la goma, a churro va, al escondite,
al sambori… En fin, era una niña muelle que nunca se cansaba.
Pero fue en el Instituto Juan
de Garay cuando el deporte se convirtió en algo imprescindible en mi vida.
Descubrí que poseía las cualidades básicas de los deportistas: flexibilidad,
fuerza, resistencia y velocidad. Fui portera de balonmano, central de voleibol
y formé parte del equipo de atletismo. Me chiflaba el plinton, el potro, la
barra y las paralelas... Subía cuerda, pegaba puñetazos, estiraba mi organismo
hasta cotas yoguis y dejaba mi cuerpo suspendido en las espalderas y en las
anillas. La asignatura de Educación Física y Deportes de mi época era muy
completa; se practicaban casi todos los tipos de entrenamiento que actualmente
están en boga.
Deseaba ser profesora de
Educación Física con todas mis fuerzas. Pero, por desgracia, por aquel
entonces solo podías acceder a dicha especialidad en Barcelona o Madrid, y yo
vivía en Valencia. El asunto se torció, y tuve que conformarme con otra carrera
universitaria. Aunque mi amor por el mundo deportivo me llevó a sacarme el
título de monitora de gimnasia rítmica y de aerobic.
Entrevista
¿Qué te motivó a iniciar tu
camino en el mundo del fitness y el aerobic?
Durante varios años di clases en
colegios y en gimnasios donde entrenaban deportistas de diversas modalidades,
entre ellas el culturismo. Conocí a culturistas federados que leían la revista Muscle
& Fitness y me aficioné a ella. Esto rellenó mi vademécum
particular y me mostró que ambos sexos podían entrenar la fuerza a cualquier
edad. Como, por otro lado, era acólita de Jane Fonda, fusioné ambas
prácticas en las clases que impartía y en mi entrenamiento personal.
¿Cómo fue la experiencia de
salir en la portada de la revista de Consum en 1990?
En uno de los polideportivos
donde trabajaba, tuve bastante aceptación y los supermercados Consum me
propusieron hacerme una entrevista y ser portada de su revista. Accedí. Fue un
momento maravilloso que guardo en mi corazón con mucho cariño.
Me hizo mucha ilusión, sobre
todo por la repercusión positiva que podía tener en las personas que me
conocían. Y, la verdad, los gimnasios de mi barrio vieron incrementados
sus socios. Esa fue la mayor satisfacción que sentí. Por un tiempo,
me convertí en un modelo a seguir porque mantenía hábitos equilibrados:
bebía agua, cuidaba mi alimentación y practicaba deporte.
Fue una colaboración altruista
y desinteresada cuyo propósito era incentivar a las personas a adoptar un
estilo de vida activo y saludable, disfrutando de sus beneficios tanto físicos
como emocionales. Mantenerse en movimiento no solo contribuye al bienestar
físico, sino que también influye positivamente en el estado de ánimo.
Cuando algo interviene positivamente en el estado de ánimo, lo hace
igualmente en las relaciones laborales y sociales.
Nunca he sabido el resultado que
pudieron tener mis palabras a nivel más amplio porque desconozco si la tirada
era a nivel local, nacional o internacional, ya que Consum es un supermercado
de origen francés del que era y sigo siendo clienta. Me gustaría creer que,
lo mismo que fomenté el deporte y la alimentación sana en mi distrito, lo hice
igualmente en otros lugares.
¿Cómo has adaptado tu rutina
deportiva con el paso de los años?
El deporte, lejos de ser una
moda, me ha acompañado a lo largo de los años y forma parte de mi estilo de
vida. Nunca me he sacrificado entrenando, porque he disfrutado con lo que
he hecho y lo que sigo haciendo. No he dejado de practicar gimnasia en ninguna
etapa de mi vida. Siempre he adaptado mis entrenamientos dependiendo de las
horas libres que he tenido; ya fuera por la mañana o la tarde, siempre
encontraba el momento necesario para seguir activa. Considero el ejercicio
como una hermosa extensión de los juegos de niña y las clases de Educación
Física del colegio.
Cuando no he podido ir al
gimnasio, me he ejercitado en casa. He reunido un micro gym en mi hogar.
Ahora es muy fácil seguir activa si no puedes o no te apetece ir al club
deportivo; basta con comprar algunas pesas, buscar un vídeo en YouTube sobre
cómo mantenerte en forma en casa y seguirlo. Si quieres, puedes.
Este método lo utilizo cuando,
por cualquier motivo, no puedo desplazarme al gimnasio. La última vez que recurrí
a él fue durante la pandemia, y me ayudó a seguir adelante porque la actividad
física es el mayor antidepresivo que conozco. Sin lugar a dudas, tiene
beneficios emocionales y físicos durante todas las etapas de nuestra
existencia.
¿Qué tipos de ejercicio
disfrutas más en la actualidad?
En la actualidad disfruto con los
mismos ejercicios de siempre. Quiero decir, practico fitness y ejercicios
aeróbicos, ya sea participando en clases dirigidas –body pump, body combat,
zumba, pilates, yoga…— o recurriendo a las máquinas donde ejercito el core:
caminar en cinta con pendiente, remo, elíptica o stepper. O, ¿por qué no?,
algún circuito de CrossFit o Tabata.
Realizo rutinas variadas en
las que procuro equilibrar los ejercicios de fuerza con los que fortalecen el
sistema cardiovascular. Por lo general, se traduce en un entrenamiento de
una a dos horas tres o cuatro veces por semana.
¿Qué importancia tiene para ti
el ejercicio físico en el envejecimiento saludable?
En las redes sociales he
comprobado que hay una fijación por el deporte en personas mayores que va en
crescendo. Entras en cualquiera y surgen reels de hombres y mujeres de +60,
70 y hasta 100 años ejercitándose: es maravilloso. Antes, era cosa de
jóvenes. Y estaban esos refranes anticuados como: «De los cuarenta para arriba,
no te mojes la barriga». Tonterías. No se debe generalizar.
Los humanos tenemos tres edades:
la biológica, la cronológica y la psicológica. Y, dependiendo de la genética,
el estilo de vida y el pensamiento, podemos llegar a la senectud en mejores o
peores condiciones. Está claro que llevar una vida sana, exenta de alcohol,
tabaco y comida basura, ayuda a mejorar o incluso alargar nuestras vidas. Si,
además, haces deporte, la ecuación puede dar unos resultados magníficos contra
el envejecimiento.
¿Qué beneficios emocionales y
físicos has experimentado gracias al deporte?
Hace cuatro décadas, ir al
gimnasio era algo poco habitual, sobre todo para las mujeres. Me siento
feliz solo con pensar que he sido una precursora de los mismos.
A punto de cumplir sesenta y
cinco años, siempre salgo del gimnasio con una sonrisa porque soy
consciente de que libero la serotonina que necesito. Recordemos que esta es
conocida como la "hormona de la felicidad", clave en la regulación
del estado de ánimo, el sueño y el bienestar emocional. Además, estimula la
producción de endorfinas, que generan sensaciones de placer y alivio del
estrés. Y conste que no voy al gimnasio a distraerme, sino a entrenar. Pero, es
magnífico llegar cansada y salir como una rosa.
¿Qué consejo le darías a
alguien que quiere empezar a entrenar después de los 60?
Veo personas mayores que hacen
esfuerzos sobrehumanos y, en pocos años, pasan de tener un cuerpo con sobrepeso
a una musculatura potente. No soy nadie para decir lo que se debe o no
hacer, pero lo que sí tengo claro es que, para someterse a estos cambios
radicales, hay que mantener una dieta rigurosa, tomar una batería considerable
de suplementos y llevar un control exhaustivo con el entrenamiento, que supongo
diario y de varias horas, o incluso dos o más sesiones en una misma jornada. O
sea, tienes que sacrificarte. Y como ya he dicho, lo que es un sacrificio,
si no tienes una fuerza de voluntad poderosa, más pronto o más tarde, se
abandona. ¿Qué sucede cuando lo dejas? Que en pocas semanas estás como
antes de comenzar.
Mi consejo: si nunca te ha
motivado el ejercicio, piensa en algo que te agrade. ¿El fútbol, por
ejemplo? Pues busca en internet o consulta con la IA para encontrar un listado
de clubes senior. ¿Te gusta ir de excursión por el monte? Lo mismo. Haz lo que
te satisfaga, porque cuando comiences, la mejoría que te proporcionará la actividad
que realices te hará sentirte feliz y no lo dejarás.
Si te decides por el gimnasio,
busca uno que esté cerca de tu domicilio o trabajo y ve a verlo. Si te
convence, prueba. Seguro que hasta te dejan ir algún día sin costo alguno.
Además, tendrás a tu disposición opciones alucinantes: fitness, calistenia y
cualquier tipo de actividad dirigida. Lo que al principio verás más difícil
que escalar el Everest, en unos meses se convertirá en una cuesta chiquita por
la que pasearás alegre. Verte físicamente más parecido al que fuiste años atrás
te sentará bien. Estarás más contento, y la vida, aunque tenga dificultades,
será más llevadera.
¿Qué mensaje te gustaría
transmitir a las nuevas generaciones sobre mantenerse activos?
A los jóvenes les diría que
adopten la actividad física como parte de su rutina diaria, que prolonguen
las clases de gimnasia o el deporte que más les agrade del instituto o la
universidad a sus horas de ocio, porque es algo que les beneficiará de por
vida. No solo los fortalecerá físicamente, sino que los protegerá de ciertas
enfermedades como la obesidad, algo que el hábito de los ordenadores ha hecho
que aumente. Y no nos engañemos: no es ni será una moda, es una enfermedad.
Si planificas tu vida, hay
tiempo para todo: para estar con los amigos, estudiar, trabajar, ver
series, cotillear los perfiles de las redes, jugar a videojuegos o montar
grupos de WhatsApp…
Unas palabras para finalizar…
Recordando mi pasado con el
deporte, me doy cuenta que he hecho de todo, menos artes marciales.
Llego un poco tarde, pero me gusta mucho el Aikido y, más todavía, el Kendo.
Tal vez en otra vida… Aunque, ¿quién sabe? Nunca es tarde si la dicha es buena.
Una frase…
El deporte es el mayor
antidepresivo que existe
No es culto al cuerpo, sino
bienestar personal
©Anna Genovés
Las preguntas de la entrevista están generadas por la IA
Copilot
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He subido unos
vídeos a YouTube para que veáis que se puede hacer de casi todo, incluso al
entrar en la edad de la Senexcelencia.
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