En esta segunda parte vamos con la comedia más celebrada de los hermanos Coen, dentro de un rosario de títulos que hacen de la mordacidad su bandera.
EL GRAN LEBOWSKI, The big Lebowski (1998)
Pero etiquetar este filme simplemente como comedia es quedarse corto. El gran Lebowski es un viaje lisérgico por el humor posmoderno de los Coen. Es una tomadura de pelo monumental con un reparto de lujo. Es casi un género en sí mismo. ¿Inclasificable y gamberra? Pues también.
Si bien es cierto que los de Minnessotta son especialistas en la creación de personajes peculiares, en El gran Lebowski alcanzan su cénit con una cinta repleta de figuras esperpénticas. Para que os hagáis una idea aquí el más normal es su protagonista, el Nota. Y eso que esta joyita, interpretada por Jeff Bridges, es un adulto de mediana edad sin oficio ni beneficio que no tiene más reglas que el “Vive y deja vivir” y sus partidas de bolos. Su mantra se ve quebrantado por unos matones, que tras confundirlo con otro Jeffrey Lebowski, entran en su casa para exigirle el dinero que les debe y orinar en su alfombra.
COLABORADORES HABITUALES DE LOS COEN
Tras una década de carrera cinematográfica, los colaboradores habituales de los Coen ya forman una tribu reconocible que se pasea por la película. Encontramos a sus actores recurrentes: John Goodman, Steve Buscemi, o John Turturro, este último enfundado en una delirante versión de lo que podríamos llamar “chulo de bolera”. Su director de fotografía de cabecera desde Barton Fink que es Roger Deakins, tras perder a Barry Sonnefeld reconvertido en director.
A pesar de que no se comprendió en su estreno, el paso del tiempo ha engrandecido este singular retrato de Los Ángeles y lo ha situado en el pedestal de las obras de culto gracias a su gran fuerza visual y a divertidos gags que han dejado huella en la cultura popular. Así que mejor beberse este ruso blanco a pequeños tragos. ¡Por los Coen!
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