LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.




Tríptico al óleo del alma humana

Cuánto de lascivia, de onanismo
público, indisimulado, cruel
y tantas veces goloso

en los poetas y sus cantos 
―desencantados― 
al aire, al verbo que todo lo avienta 

mas registraos el pecho 
vosotros, todos vosotros que leéis 
que incapaces de apartar la mirada 
en realidad os relaméis de gusto 
de oscuro placer, inconfesable placer 
mojando la ropa interior del corazón 

No sois, no somos 
ni mejor ni peor que ellos 
que ninguno de ellos 
                    que nadie


La caída de los gigantes 

Trepas por el tronco de la edad 
rama tras rama 
con la ayuda de pies y manos 
lo mejor que puedes 
siempre hacia arriba, evitándote 
mirar abajo 
y cuando llega el momento en el que resbalas 
o se quiebra el punto de apoyo 
y pierdes paso, sostén, equilibrio 
y te pierdes 
y caes 

mientras flotas, escasamente 
unos segundos 
en el aire, en ese limbo hecho de angustia y miedo 
entre tantas cosas te da tiempo 
a pensar, a preguntarte 

¿y papá? ¿y mamá? ¿y Dios? 
¿y esos brazos que me cojan al vuelo 
estarán, seguirán ahí 
dónde se han metido? 

pero la realidad es otra bien distinta 
más prosaica, más cruel 
tan real 

su nombre es suelo 
                                      y duele


La certeza de lo inasible

Sal para echarse por encima 
              de los hombros 
calderilla para el pozo de los deseos 
y cantos de grillos 

de los bolsillos vueltos 
de un poeta 
caen las rentas y tanto afán 

Junto al vuelo de mirlos blancos 
por el cielo azul 
la certeza de lo inasible 
más viento al viento


La verdad del tacto 

Ni trago ni escupo 
cómo pasar esta bola de hiel 
sin hacer sangre ni asfixia 

en mi garganta la razón última 
de ser mundo 

no ha de ser el asco ni sus gusanos ciegos 
el sentir propio del poema 
sino la impotencia ante tanta postura 
impostada 

escuchas, ves 
y a pesar de litros de perfume 
intuyes la única verdad que hay detrás 

al tacto han de quedar bien a las claras 
las razones para la duda 

aun con lazos, flores y oropeles 
la mierda, nunca deja de ser mierda


El sueño de los justos 

"Mi mejor libro es siempre el último
que he escrito "

 Charles Bukowski 

Acaba aquí un nuevo libro de poemas 
otro más 

y aun no escribiéndolo, o sí 
como final 
sólo se me ocurre este verso 

amarillento lugar este, donde dejarse la vida


Tomás Soler Borja, de La labor del Terminator (Balduque, 2024)


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*