Cuando Leónidas Targaryen desposó a Margarita la Flor
Fantasmas, perfiles falsos
bipolares o personalidades múltiples
cada uno es lo que es
amén, amén y amén.
Damián Bizarro es sargento
primero de Infantería Mecanizada. Se ha comido todos los marrones desde que las
Fuerzas Armadas españolas tuvieron misiones en el extranjero; como fuerzas
humanitarias u observadores: Albania (1999), Mozambique (2000), República de
Macedonia (2001), Irak (2003-04), Haití (2004), Indonesia (2005), Sudán (2006),
Bosnia-Herzegovina (2007), República Democrática del Congo (2007), Líbano
(2010). Para rematar, desde 2011 está con la ISAF (Fuerza Internacional de
asistencia para la Seguridad de Afganistán. Misión: Libertad Duradera). Apoyo
avanzado en la base de Herat.
Tras ver cómo ha quedado el cabo
Vicente Fuster –totalmente desmembrado en un ataque terrorista— regresa a
España por baja post traumática. Al poco de recibir ayuda psiquiátrica lo remiten
a un gabinete de terapeutas. Allí, le asiste una woke empoderada que, como
terapia, le aconseja escribir su vida. Él, que siempre ha sido muy cumplidor,
abre un blog en la plataforma WordPress con el nombre Hazañas Bélicas.
Sin embargo, nadie lo lee. El nombre. Los tiempos que han cambiado. Que es un
boomer y cuenta historias de guerras caducas que nadie entiende. Damián se hace
mil preguntas que el mismo se contesta por que no comprende por qué no funciona
bien ese pedazo de web que ha desplegado en la blogosfera después de desmenuzar
muchos videos en YouTube y aprender lo que no está en las escrituras sobre
informática. Autodidáctico de nacimiento, se ha hecho un experto en el manejo
de ordenadores y el diseño gráfico. Amén de descubrir la faceta creativa de su
personalidad, por que escribir, escribe de todo y lo hace bien.
En una de las visitas a la
psicóloga, le dice—:
–Lo siento Amina.
Me pediste que contara mi vida y te hice caso. El blog y tal pascual… Pero
nadie lo lee.
–Damián es que cuentas historias muy…
muy violentas. Con mucha sangre. Con crímenes. ¡Vamos! Hasta os portabais mal
con los animalitos.
–Amina, bonica, me he pasado la
existencia de batalla en batalla allí donde me mandaba el Ejército Español.
¿Qué te crees que hay en las guerras? Vida wonderful que decís ahora. Los
militares no somos hermanitas de la caridad con el enemigo ni tenemos tiendas
de campaña preciosas con mascotas. Tampoco invitamos a los que nos apuntan con
un arma a cenar con nosotros.
–Esas historias las vemos en las
películas bélicas… Salvar al soldado Ryan, Apocalypse Now y
etcétera… Y tienen los días contados porque vamos a revisarlas y a eliminar las
mentiras que relatan. Ninguna contienda fue tan exagerada como la pintan.
–Que
las
guerras fueron más light. ¡Madre del amor hermoso! ¿Has estado en alguna, corazón?
–Amina lo mira como diciendo: «¡¿Cómo te atreves a llamarme corazón?! Eso insulta
mi feminidad porque yo no te he dado permiso».
Él se apresura a pedirle perdón. Ella carraspea
y se estira sobre el respaldo del sillón perdonándole la vida, antes de preguntarle—:
–¿Quieres que te ayude o no?
–Disculpa mujer, no te enojes. ¿Dime?
–A ver, léeme un microrrelato del
blog.
Damián recapacita, se pasa la mano por
la barbilla y dice—:
–Vale. Pues este mismo –se aclara la
garganta y recita—: Microrrelato Las ametralladoras. En Herat estábamos
rodeados de talibanes y las ametralladoras no dejaban de lanzar ráfagas de
balas por doquier. Eran ellos o nosotros. Los matamos como a perros. Sus
cuerpos quedaron desmembrados y esparcidos sobre la calzada de barro
sanguinolento. Ya está. ¿Te ha gustado?
La cara de Amina es un poema expelido de
Leopoldo María Panero. Tose unas cuantas veces, bebe un sorbo de agua y le
contesta—:
–Hombre, no está mal. No está mal. Con
unas cositas por ahí y otras por allá –mueve los dedos como tocando el piano.
Quedará perfecto. Vamos a ver… ¿Qué te parece si publicas esto? Microrrelato Las
ametralladoras. En una ciudad preciosa de Afganistán había muchos señores
con turbantes en la cabeza y calzones anchos –escribe en el portátil mientras narra—.
Al principio parecían enfadados, pero pronto nos dimos cuenta que era gente
amable. Hasta nos regalaron un par de canes para hacernos compañía. Fin. A ver,
voy a repasarlo –murmura entre dientes lo leído y suelta—: Perfecto. Ha quedado
perfecto.
Damián se queda estupefacto. No puede
ni responder. Sale de la consulta cagándose en todos los santos del firmamento
y en todos los wokes que quieren falsear la historia y mentir a los niños para
que crezcan sin maldad. O sea, convertirlos en bobos engañados. Presas fáciles para
los innumerables lobos que caminan ostentosamente por el planeta, reflexiona.
Una vez en casa piensa y repiensa y se
dice así mismo: «Paso de la doctorcita que, además, no es doctorcita sino grado
en psicología. O sea, menos incluso que los psicólogos antiguos. Aquellos
blablablás…, sabían algo más. Actualmente, les enseñan poco o nada
y logran unos sueldos… ¡wonderful! Claro. ¿Cómo no? Te sacas el carné del partido político que esté en boga
y, después de un adoctrinamiento feroz donde te lavan la cabeza al son del
badajo ecuménico de una bolsita de oro para que aplaudas a todo lo que digan y
hagan, tocas el cielo. Por tu cara bonita o tu trasero hermoso. O por otros cauces... De lo
contrario, no te comes ni un colín. Ya me inventaré algo para salir adelante sin comecocos».
Una semana más tarde, abre seis blogs
nuevos con los perfiles correspondientes en las redes sociales. Tres con nombre
de mujer y tres con nombres masculinos. Seudónimos llamativos con avatares
estudiados. Todos falsos como tantos cientos de miles de perfiles que pululan
por Internet. Los seudónimos atienden a… La disléxica impenitente,
Caperucita roja, Margarita la Flor, Bernardo el asturiano, El príncipe sin capa
y Leónidas Targaryen. Busca y rebusca fotografías sin copyright y se
convierte en un individuo con personalidad múltiple. Entabla conversaciones con
otros miembros y se contesta a sí mismo.
Su perseverancia y las muchas
horas invertidas en poner likes en las redes y comentarios en los webs, tiene
su recompensa; los perfiles recolectan numerosos seguidores y los blogs se
convierten en referentes del mundo cibernético. La virtualidad le sienta de
maravilla. ¡Se lo pasa en grande! Igual es una Lolita nabokoviana que un
pensionista fracasado. Sin embargo, cuando le llega la carta del Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social con la invalidez absoluta, llora a moco tendido. ¡Quiero
seguir en activo! Dice a grito pelado por el pasillo de su apartamento. Pero nadie
le responde porque está más solo que la una. Pasado el sofoco, se disfraza de
mujer y se convierte en Margarita la Flor ―poeta y socióloga ―. Bajo este
disfraz publica el poema Llevo en blog de Leónidas Targaryen –el más
visitado por la pomposidad del nombre y la iconografía adragonada de la
página—. Los versos descarnados baten récords de audiencia.
Llevo
Llevo el cuerpo molido,
no me ha golpeado
pero sus palabras lo
han mordido.
Llevo el alma con
pena,
no la ha mancillado
pero su cercanía la
flagela.
Llevo los huesos
rotos,
no me dio con un bate
pero sus silencios
son balas de plomo.
Llevo la boca con
sangre,
no me la rajó de
parte a parte
pero hizo que callara
y no hablase.
Llevo el organismo
hecho jirones,
porque no sé qué
hacer
en este mundo sin
ilusiones.
Ya no sueño, los
sueños me los robaron
ya no amo, el amor me
fue negado
ya no vivo, aunque
suspire y hable.
Mi cuerpo se muere,
mi alma se lapida
mis sentimientos se
suicidan
y mi corazón no late.
©
Margarita la Flor
Valenciana de
nacimiento y madrileña de corazón
Al signarlo mueve la cabeza. Desconoce
por qué se siente tan a gusto cuando se comporta como una fémina. Una voz
interior le habla: «Venga, pata negra, sal del armario y no te engañes más. Tú
y yo sabemos que eres gay desde el día que te parieron. Por eso no soportaste
la muerte del cabo Vicente Fuster: tu amante. No pasa nada, ser homosexual, es
de lo más cool». Sin embargo, Damián Bizarro, es tan machote que le da vergüenza
mostrar sus verdaderos sentimientos. Aunque, cada día dedica más tiempo a su
parte femenina y hasta se hace amante de Leónidas Targaryen como si estuviera
presente y fuera su amado cabo. Habla con él. Come con él y hace el amor con
él. Por lo menos, eso cree la esquizofrenia que ha adquirido al llevar tantos
personajes simultáneamente. Un día sale del armario y cuenta su verdadera crónica
en la web de su amigo imaginario. La historia se hace viral. Un editor importante
contacta con él y le publica su autobiografía.
Años más tarde, y en contra de lo
que pensaban todas las aminas del mundo, el sargento Damián Bizarro, se ha
convertido en el transexual Margarita la Flor de Targaryen. Una prestigiosa escritora que vende sus novelas como churros y que gana el célebre Premio Planeta
2025 con su obra Hazañas bélicas.
©
Anna Genovés
Revisado
el cuatro de agosto de 2024
Imágenes
tomadas de la red
*El relato original se incluye en el libro La
caja pública. Asiento propiedad intelectual 09/2015/427. Disponible en
formato papel en Amazon. ISBN-10: 1502468433 ISBN-13: 978-1502468437. Pero,
uno de mis juegos preferidos es cambiar casi por completo lo que ya he escrito.
Y, este cuento, tiene más de planta nueva que de otra cosa. Hay momentos en los
que me he reído a carrillo suelto. Espero que os haya sucedido lo mismo. Gracias.
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