Recuérdalos,
antes que el alcohol se los lleve
o la memoria los maquille y confunda,
antes que sean sueños olvidados,
las huellas de una piel en otra piel borradas.
Recuérdalos,
por encima de la bruma y la noche,
bajo las luces de neón fantasmales,
frente a las vías de metal silencioso,
sin trenes, sin adioses ni destino.
Recuérdalos,
porque no te esperaban,
ni nada te pedían, ni tú a ellos tampoco,
porque todo era inútil, absurdo y a destiempo,
derrotada ternura y sombra de tu vida.
Recuérdalos
y besa otra vez aquellos labios,
su empapado aliento, la lengua sorprendida,
su frágil materia húmeda,
aquellos labios que tu boca imagina.
Recuérdalos
Juan Luis Panero, de Galería de fantasmas (Visor, 1988)