¿Por
qué esta osadía? Porque la política panameña es tan previsible que ha
conseguido, hace varios presidentes, que el desencanto haya terminado con el
idilio crítico y cívico que debe haber siempre entre ciudadano y gobierno. La
política panameña y sus políticos, los siete u ocho que se hayan presentado a
hablar paja en cadena nacional, han conseguido que la desidia y la falta de
rigor sean los que elijan a los que nos gobiernan, por eso me atrevo a decir
que en el debate no han dicho nada nuevo, se han llenado la boca hablando los
unos contra los otros, y ninguno ha respondido a la pregunta fundamental: ¿cómo
van a desmontar el sistema clientelar que gobierna Panamá?
Si me
equivoco en el «pronóstico» se los diré, aunque decir que mañana amanecerá no
es pronosticar nada, como no lo es decir que en el debate hablaron paja (sin
haberlo visto) y que no sirvió nada más que para constatar que lo previsible es
el caldo de cultivo del desprecio hacia las instituciones, poniendo en riesgo
la democracia. Pocos creen en el cambio, y los pocos que votan elegirán a los
mismos porque les conviene. Entonces volveremos al principio, a cinco años más
de una nueva variante de locos, tortugones o gobiernitos,
que terminará de exprimir lo poco que queda de país. Y esto no es hablar paja.
Artículo escrito dos días antes (domingo 25 de febrero de 2024) del debate presidencial y publicado en el diario La Prensa el martes 27 de fevrero de 2024.