Todo el mundo conocía a la protagonista de Gilda, pero nadie sospechaba que la rutilante estrella de Hollywood escondía una historia desgraciada que daba para un drama de Dickens.
RITA HAYWORTH Y ORSON WELLES
El mejor biógrafo de Rita Hayworth podría haber sido su segundo marido, Orson Welles. A él fue a quien Rita confesó sus más oscuros secretos. Había sido víctima de abuso sexual por parte de su padre, que también la explotó laboralmente exhibiéndola como pareja de baile desde los 12 años. Una experiencia traumática que la impulsó a abandonar muy pronto el hogar e ir saltando de hombre en hombre, inmersa en relaciones tóxicas que acabaron en matrimonio en cinco ocasiones.
Llegó a la productora Columbia de la mano de su primer esposo, Edward Judson, que la trató como a una inversión de bolsa en la que Rita cotizaba al alza. Y por si no fuesen suficientes los hombres que ella misma elegía sin mucho acierto, Rita Hayworth, como muchas otras mujeres, tuvo que lidiar con el acoso de magnates del cine mucho antes de que nadie escuchase hablar del “Me too”.
En lo profesional, maravilló a Fred Astaire, quien contaba que nunca había trabajado con una bailarina que cogiese los pasos tan rápido como ella. Juntos coincidieron en títulos como Desde aquel beso (1941) o Bailando nace el amor (1942). Es una pena que esta etapa de su filmografía sea poco conocida porque es una maravilla verlos bailar.
SU ASCENSO A SEX SYMBOL
A pesar de que habría tenido un brillante futuro en el género musical, su belleza la llevó a convertirse en una sex symbol. Su primer éxito en esas lides lo obtuvo interpretando a Doña Sol, mujer fatal que lleva a la perdición a Tyrone Power en Sangre y arena (1941). Y el rol definitivo, el que le brindó fama planetaria fue Gilda (1946).
Mientras el mundo entero se enamoraba de ella en pantalla, su matrimonio con el que fue su gran amor, Orson Welles hacía aguas. Rita decía que sus cuatro años de tormentosa vida en común habían sido sus años más felices. Welles consciente de sus abandonos e infidelidades confesaría años más tarde “Si aquello fue felicidad, imagínate cómo habría sido el resto”. Su vida juntos dejó una hija y una película hoy convertida en clásico: La dama de Shangai (1947).
Muy pocos conocieron a Rita Hayworth a pesar de que subida al pedestal de Gilda obtuvo fama planetaria. La propia actriz hizo célebre la frase “Los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo”. Una reflexión que encierra un desencanto y una soledad insondables.
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