Eloy Tizón: Plegaria para pirómanos

Nada más entrar, el lector percibe un calor conocido. El primer cuento (Grafía) arranca, y el crepitar del ritmo lo hace a uno sentirse en casa. Pero lo “familiar” no es por reiterado o por costumbre cansina y agotada, no, es un regreso, una vuelta a lo que nos sorprende por más que queramos permanecer a salvo (como ejercicio crítico, como rebeldía ante una escritura consagrada), por más prevenidos que nos sentemos delante de la obra de Eloy Tizón (Madrid, 1964), que revuelve una vez más las costuras, límites y falsas seguridades del género cuento con su más reciente libro, Plegaria para pirómanos, que publica Páginas de Espuma en Madrid.

Uno aprieta la mirada lectora contra estos cuentos y (usando palabras del narrador de Confirmación del susurro) «la calle se desintegra poco a poco en fragmentos de perspectiva», las líneas de seguridad de las historias saltan por los aires para dotarse de unas reglas que nunca son las mismas, que se auto desafían para hacer que la impronta narrativa se quede impresa en el paladar de la memoria lectora. La idea de «desintegrar», de «resituar» las perspectivas del narrador, la intensificación de las atmósferas y las variaciones del ritmo, demuestran la capacidad técnica del autor sobre unos cuentos que a veces parecen estar fuera de control (por ejemplo, Anisópteros, Agudeza o Grafía, son sensaciones provocadas por el buen oficio, es parte del juego literario, puro artificio). Seguir leyendo la reseña aquí.

Reseña publicada en el diario La Prensa, viernes 17 de noviembre de 2023.

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