El Don hizo una pequeña pausa, y antes de continuar dirigió a Bonasera una sonrisa a la vez cortés e irónica.
–Ahora acudes a mí diciendo: “Don Corleone; quiero que haga justicia”. Y no sabes pedir con respeto. No me ofreces tu amistad. Vienes a mi casa el día de la boda de mi hija, me pides que mate a alguien y dices –aquí el Don se puso a imitar la voz y los gestos de Bonasera–: “Pagaré todo lo que me pida”. No, no. No te guardo rencor, pero ¿puedes decirme qué te he hecho para que me trates con esta absoluta falta de respeto?
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Me parece bien que quieras ser un verdadero padre para tus hijos; un hombre que no sabe ser un buen padre, no es un auténtico hombre.
[Ediciones B. Traducción de Ángel Arnau]