El tiempo es solo una sensación, a
penas un picor en el brazo bronceado de la juventud en pleno verano, cuando los
días se alargan eternos. Parece entonces una provocación que alguien tan
rabiosamente joven mire hacia atrás con una sabiduría súbita, como si se
tratara de un caer en la cuenta antes de tiempo, pero con un fondo de ritmo, imagen
y precisión verbal que da cuenta del poso de lecturas que han impactado su
mirada.
Omar Fonollosa (Zaragoza, 2000), da cuenta de la marcha del tiempo y levanta un inventario de lo que ahora es memoria, nostalgia y sustento. Los niños no ven féretros, Premio de Poesía Hiperión 2022, me llamó la atención por una mezcla de elementos extraliterarios: el nombre de su autor (Omar) y la palabra «féretro», que trajo a mi mente una imagen de la infancia: el féretro del General Omar Torrijos. ¿Los niños no ven féretros? Tenía ocho años, lo vi, y me intrigó la belleza del título de un libro que ha resultado iluminador, lleno de hallazgos y desafíos al tiempo y a la vida. Seguir leyendo aquí.
Reseña publicada en el diario La Prensa, viernes 15 de septiembre de 2023.