LA VIDA PASA por AGUSTÍN CÓRDOBA GARCÍA



Al doblar la esquina
se ha encontrado
un trozo de los restos
de otra vida.
Su cara le era conocida,
ha cambiado la mirada
con el paso del tiempo,
la zancada mas corta,
la risa mas rigida
y
el ruido de los años y los deseos
revoloteando en la cabeza.
El naufragio de un suspiro
se queda en las profundidades
del pecho al reanudar el paso,
ahí lo ha dejado,
observando desde el cristal el reflejo de un desconocido.

*

La luz ilumina la escalera
del edificio de enfrente,
contraste con la oscuridad
de pasillos largos
con sonidos roncos,
de ventanas abiertas
y
aires acondicionados.
Cuenta las baldosas
como el que descuenta días
de un calendario vencido,
como una resta de decimales
en la que no importa el resultado,
como si esperase
que la sombra de algún gato
le dijese, chaval,
lo difícil
es guardar silencio
y
seguir caminando.

*

Volverás a descansar a la sombra del pino
que a la entrada plantamos,
seguirá la azada colgada
en el listón de madera
donde la dejaste
por última vez.
Regaré de nuevo mi cuerpo
con el agua de los granados
y
tu corazón seguirá latiendo
más allá de la carne,
más allá de los estertores de la memoria.
Bajo el pino,
se conservan los recuerdos
desamordazados y libres,
a sabiendas
que el futuro
ya no proyecta su sombra.

*

Desmigar el tiempo
con la calma
del que echa
trocitos de pan a las palomas
sentado en algún banco de algún parque,
Rozar como una caricia,
como el susurro
de una bocanada de aire fresco
la vida ajena,
para permanecer en el recuerdo
con el tibio sabor de un sueño
en la palma de la mano.
Cerrar los ojos
para que nadie te vea
mientras desmigas el tiempo
sintiendo el latido
entre la yema de los dedos.

*

Suele ocurrir
que tienes razón,
que la herida no cierra
                                      y
florece como los campos en primavera.
Suele ocurrir
que no llegas a atisbar
la palida sombra a la puesta del sol,
                                    y
desapercibida pasa
la belleza de la melodía
que a tu lado desnuda las horas.
Suele ocurrir
que como un río subterráneo,
bajo la piel que habitas, la vida pasa.

Agustín Córdoba García


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