Anne Plantagenet: La Única. María Casares.
Alba Editorial, 2021. Traducción de Juan Vivanco.
Ella es Anne Plantagenet, autora francesa (diez libros en su haber) y traductora de español. Presenta su biografía de la actriz María Casares en la librería Rafael Alberti de Madrid. La acompañan María Tena e Irene Vallejo.
De Alberti fue, precisamente, la obra que Casares representó en su primer regreso a España después de cuarenta años de exilio francés. Era 1976. Era El adefesio.
Conforme avanza la charla, Plantagenet y Casares se me asemejan. No son solo sus rasgos: es el aire que desprenden. Unidas en creación, sensibilidad, en idiomas.
La relación de María Casares con Albert Camus —dos extranjeros— duró dieciséis años. Marcada por largas ausencias personales y profesionales (ambos eran artistas, él estaba casado), quedó interrumpida con la muerte del nobel en 1960. «Los vulgares hablan, La Única permanece», le escribe Camus para consolarla de una feroz crítica.
«Arrastro conmigo una vieja nostalgia que grita cada vez más fuerte a medida que pasan los años. Echar raíces, encontrar una patria y apegarme a ella hasta el final, ese es mi anhelo profundo; y también es aquello a lo que continuamente debo renunciar».
Casares, nacida en Galicia, cargará siempre la losa del exilio. A pesar de su perfecto francés y su talento, es tildada de extranjera, de españolita exótica. Ardor y heroísmo serán sus banderas tanto en las tablas como en la vida.
Con el paso del tiempo, compra una casa en La Vergne —actualmente residencia de artistas: La Maison Maria Casarès—, donde morirá en 1996. En ella escribió Plantagenet una gran parte de La Única.
Biografía al des-uso, susurrada entre bambalinas, erige la compleja identidad de María Casares a través de las muchas que fue.