Lo difícil es comenzar de nuevo,
cuando lo que dejas atrás
es tan amargo como el sabor
del jengibre. Algo parecido
a la primera decepción.
Lo difícil de cualquier historia,
es saber como empezar
a hilar los retales de tu vida,
aquellos que un día
estuvieron cosidos
a los poros de una piel,
ajena a la tuya.
Luego, salvados los inconvenientes,
conviene no centrarse en los sueños
que perdiste por el camino.
Por lo demás, como supondréis,
lo que viene a continuación, es sencillo.
Nace el poema.
Gordon Haskel