Acuérdate, corazón,
de que nada es lo que parece,
y, cuando estés a punto de llegar a la otra orilla,
de que hubo quien te quiso.
Se parecerá a este sol de hoy el día,
y después se quedarán los pájaros cantando,
pero serán tus últimas horas,
y entonces se te revelará la verdad.
No puede haber sido todo en vano,
no puede ser esto que vivimos,
una copia poco fiable de la realidad,
lo único que tenemos.
Y el recuerdo de haber llorado,
y el sufrimiento estéril,
tan estéril como la propia vida.
Acuérdate, corazón,
de que un día llegarás al final,
de que hubo quien te quiso,
y no sigas despilfarrando
las horas que te quedan
en pergeñar razones,
absurdas razones
que no llevan nunca a nada.
Isabel Marina