BASADA en una novela de John Fowles, El coleccionista (The collector, 1965) es una de las más recordadas películas del maestro William Wyler, y una de las cumbres del cine de suspense inglés de los años 60.
Terence Stamp y Samantha Eggar, ambos fantásticos en sus respectivos roles (verdugo y víctima), se enfrentan en un duelo interpretativo que aún hoy, en pleno siglo XXI, debería estudiarse en todas las escuelas de cine como paradigma de saber hacer y estar frente a las cámaras.
A caballo entre el thriller psicológico y el drama romántico, entre la intriga y el horror, El coleccionista narra una historia de fetichismo y dominación que incomoda y hace pensar, metiéndonos en la piel de ambos protagonistas y sorprendiendo con un controvertido final.
Decadente y sombría, aunque también elegante y esteticista, esta película mejora con los años como los vinos de las cepas más viejas y sigue plenamente vigente en la actualidad (quizás, a tenor de los miles de casos de violencia de género, hoy más que nunca).
Vicente Muñoz Álvarez,
de Cult Movies 2: Películas para la penumbra
(LcLibros, 2018)