Mario Vargas Llosa, el bárbaro inmortal

Antes de El desafío, cuento que lo llevó a París por primera vez, estaban todas las lecturas que en él habían producido asombro y admiración por la literatura francesa, esa que en el invierno de 1950, “húmedo y ceniza”, en el Leoncio Prado, “borraba la hostilidad del mundo y mudaba la depresión en entusiasmo”: leía Los Miserablesde Víctor Hugo, según cuenta en La tentación de lo imposible. Madame Bovary no llegaría hasta 1959, en París y en francés, y con una lectura que le tuvo en vela, tal era “el poder de persuasión” de la prosa de Gustave Flaubert, según confiesa en La orgía perpetua. Lo que significó y cómo fue aquella primera vez en la capital de Francia, El viaje a París, lo pueden leer de su puño memorioso en El pez en el agua, que cumple ya treinta años de haberse publicado.

Desde la pregunta siempre actual para toda América, “¿cuándo se jodió el Perú?”, de Conversación en La Catedral, y volviendo hacia el diálogo que abre La ciudad y los perros, o la escena con la que arranca el universo de La casa verde, hasta sus últimos ensayos literarios, artículos y su próxima novela que ya tiene lista, asistimos a la construcción intencional y apasionada de un legado estético e intelectual que sigue activo, que genera allí donde es leído y considerado, superado el cuché ideológico de siempre, más literatura y más reflexión. Seguir leyendo el artículo aquí.

Artículo publicado en el diario La Prensa, viernes 10 de febrero de 2023.

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