Qué bendición y exageración de setas en el campo este otoño infinito, como nunca antes recuerdo, los bosques llenos de boletus, níscalos y tricholomas, y las praderas bullendo y rebosando de champiñones, pleurotus, senderuelas y lepistas (de pie violeta, recolectadas esta mañana, en la foto) iluminando la mirada, justo ahora, al terminar exhausto la ruta, de vuelta del asfalto y con Babilonia ardiendo detrás, este milagro en la tierra, esta purificación y esta catarsis... Qué cura más grande de bienestar y relax para los cinco sentidos, cuánta hermosura...
Vicente Muñoz Álvarez