Reencontrándome estos días, ahora que termino la ruta y cuelgo en el armario mi disfraz de hombre cuerdo, conmigo mismo y mis viejos amigos, Gonzalo la semana pasada a boletus, Miguel Ángel Martín y Toño Benavides el viernes, Andrés en el Sorrento y Juancho en Discos Lizard hoy, y poco a poco, como Ulises regresando a Ítaca, con unos cuantos más en lo sucesivo, espero... Somos los que seguimos y quedamos los que estamos, pienso al verles y abrazarles, con más o menos cicatrices, parche o pata de palo, pero contra vientos y mares soplamos aún nuestras velas: los pinceles, las guitarras o la pluma, nos lleven a donde nos lleven, qué más da, mientras duren todavía los sueños... Y tantos otros, en los que pienso con melancolía a diario, que ya no están, por el camino de baldosas amarillas se fueron, y brindan con nosotros desde el cielo... Hora de chimeneas y setas, de pousadas y de evasión, de lectura y ensoñación: hora de renacer de nuevo...
Vicente Muñoz Álvarez