Hay historias que parecen surgir de la nada, como si estuvieran esperando a que alguien las alumbrara para ser contadas. Hay novelas que nacen por pura necesidad, la de un autor que quiere contar algo a su público. Libros que cada vez resaltan menos, por desgracia, sepultados bajo una inmensa cantidad de obras que se publican solo para saciar las arcas de empresas multinacionales. Todo lo que llega hoy a una librería debe ser un best seller, un libro que enganche al lector, que no le deje dormir hasta no terminarlo… Un tipo de lectura que, sin embargo, está creando una generación de lectores perezosos que, acostumbrados a las plataformas de streaming, lo quieren todo ya. Nada de descripciones para meternos en un mundo fantástico, nada de monólogos internos… Las historias deben llevar acción, romance, muchos diálogos chispeantes… Básicamente, lo que la mayoría quiere hoy en día es leer guiones de películas.
El sector editorial está en constante crisis, y cada vez es más complicado conseguir un libro de éxito, sobre todo si nos salimos de ese esquema arquetípico del superventas. Es como si la editorial hubiera creado una fórmula perfecta en la que cualquier libro de éxito debe encajar, y utilizando esa plantilla, escoge a los que van a publicar por todo lo alto. Historias que lleguen a mucho público, que sean diversas e inclusivas, que tengan potencial para ser adaptadas a cine o televisión… Historias que al final se repiten una y otra vez, porque no son más que una sucesión de clichés acomodados para hacer sentir seguro al lector. Escapar de esa vorágine editorial no resulta precisamente fácil hoy en día, pero por suerte todavía existen muchos escritores que mantienen su propia personalidad. Una de las más populares y especiales es Rosa Montero, periodista y escritora madrileña que lleva más de cuatro décadas cosechando éxitos editoriales. Con un estilo muy propio y pretendidamente feminista desde mucho antes de que lo “femenino” se pusiera de moda, Montero mantiene un gran nivel literario aun hoy en día. Esto se denota en una de sus últimas novelas, La Carne.
Una escritora muy reconocida
Rosa Montero es hoy por hoy una de las escritoras españolas más leídas en todo el mundo. Con una trayectoria envidiable que dio comienzo en 1979, la periodista ha cosechado numerosos éxitos en el terreno de la no ficción, pero también en la ficción. Sus novelas han sido reconocidas con numerosos premios literarios, y hoy por hoy es uno de esos pocos valores seguros que una editorial siempre desea tener en sus filas. Su propio nombre ya vende libros, después de conseguir aunar a un gran y variado público durante estas décadas. Su forma tan personal de expresar los sentimientos, el mundo interior de sus personajes, habitualmente femeninos, hace que Montero destaque por encima del resto de escritores. Es por eso que su talento queda patente en historias muy profundas, pero también en otras aparentemente más livianas, como la que cuenta en La Carne.
La Carne, un gigoló en el centro de la acción
Aunque Montero rara vez lo reconozca, sus personajes protagonistas suelen ser un trasunto de ella misma, con ciertas características exageradas, pero con una forma de pensar y de ver el mundo muy similar. Y es que no es casualidad que la escritora haya ido creciendo junto a sus personajes, y que estos, en muchas ocasiones, tengan su misma edad cuando publica una novela. En el caso de la carne nos encontramos con Soledad, una mujer madura que decide contratar los servicios de un gigoló para una noche en la ópera, como algo divertido y excitante. La relación entre la mujer y el amante profesional se vuelve cada vez más inquietante debido a un suceso imprevisto que hace que sus emociones se pongan contra las cuerdas. Lo que empezó como una simple trama para dar celos a un ex amante se convierte en una peligrosa senda que lleva a la protagonista a descubrir nuevas formas de amar y desear…
El deseo está muy presente en la novela, como algo atávico y casi incontrolable. Un deseo que, además, procede de una persona que técnicamente ya no debería darle tanta importancia. Soledad, nombre que obviamente no se escoge por casualidad, es una mujer madura que ya ha pasado por muchas cosas en la vida, y debería estar “en retirada”. Sin embargo, se niega a pensar que ya lo ha vivido todo y solo le queda esperar esos últimos años precisamente sola, sin amor, sin deseo… La necesidad de tener a alguien que nos valore, nos desee, nos corresponda cuando nos excitamos con él, se ve plasmada de manera soberbia en la novela.
Una visión diferente de la prostitución masculina
Si bien no es la primera novela en la que aparece un personaje masculino que ejerce la prostitución, es cierto que este tipo de figuras no son tan habituales en la literatura. Novelas con prostitutas tenemos a centenares, porque además ha sido un tema muy utilizado tanto por autores como por autoras. Sin embargo, pareciera que hay cierto tabú todavía al desvelar que también hay hombres prostituyéndose. Una realidad que, si bien parece anecdótica en comparación con el número de trabajadoras sexuales, queda patente en historias como la de Montero. El gigoló que ayuda a la protagonista tiene una personalidad fuerte, decidida e incluso peligrosa, algo que repele, pero también atrae a Soledad.
¿Qué lleva a una mujer madura y socialmente respetada a contratar los servicios de un prostituto? El libro expone esta problemática como algo puntual al principio, pero hay que sumergirse más en la prosa de Montero para entenderlo. La manera en la que dibuja a su protagonista como una mujer totalmente real, con sus fortalezas y debilidades, con su visión del mundo marcada por la de los demás… El libro está lleno de pensamientos que no son más que barreras, tabúes que la sociedad ha impuesto durante muchos años, tanto a hombres como a mujeres. Rebelarse contra ellos supone toda una declaración de intenciones, pero no todos están dispuestos a hacerlo. Y es que todavía queda mucho camino por andar antes de entender que el placer puede darse más allá de los sentimientos y emociones, a cualquier edad que se tenga.
Premio Nacional de las Letras en 2017
La Carne fue editada en 2016, y supuso un gran éxito para Montero, otro más en su larga trayectoria. La autora ya había conseguido diversos premios anteriormente, pero sobre todo destacaba por su fiel público, que siempre la aupaba como una de las escritoras más vendidas. Con esta novela, el éxito fue aun mayor. Obtuvo el Premio Primavera en 2017, y también recibió el Premio Nacional de Las Letras, uno de los más prestigiosos que un escritor español puede obtener. La novela también fue traducida a diversos idiomas, entre ellos el francés, país donde la autora tiene un nutrido grupo de seguidores. A pesar de ser un libro muy personal y diferente, La Carne acabó convirtiéndose en uno de los más vendidos para Montero.
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