Que la mesa de diálogo se convertiría en un espectáculo lamentable, sin sentido y poco representativo, se veía venir desde el principio, y acabó por demostrarlo el señor director del IMA: se levanta, se va, y que se quede allí la mesa. Esta gente no está hecha (ninguno de ellos) para dar solución a un problema mucho más serio de lo que creen.
Pero levantarse de la mesa, con pataleo casi de niño malcriado, no va a tener ninguna consecuencia. Hay exceso de testosterona, puro macho y “macha” queriendo imponer sus agendas sin establecer la más mínima consideración con los ciudadanos a los que dicen representar. Esta es otra burla (a la altura del brindis de la pandilla asamblearia con guaro del caro) a la confianza de los electores. Seguir leyendo el artículo aquí.
Publicado en el diario La Prensa, martes 23 de agosto de 2022