Elvis es ante todo una experiencia inmersiva en la vida y obra del Rey. La película funciona como un parque de atracciones creado por un maestro de ceremonias llamado Baz Luhrmann, en el que durante la visita, el espectador siente todo tipo de emociones contrapuestas hacia los dos protagonistas del show: Elvis Presley y el coronel Tom Parker.
AUSTIN BUTLER VERSUS ELVIS
Como en anteriores biopics de iconos de la música, la clave es la mimetización del actor con su representado, del que abundan imágenes y que ya posee su hueco en el imaginario popular. Austin Butler consigue revelarse como un más que probable Elvis, (sudor y lágrimas incluidas). Dejando patente la fragilidad del mito, su genialidad y las contradicciones de una época en la historia de Estados Unidos en las que el cambio social se palpa en el ambiente.
TOM HANKS MALVADO
El plus que ofrece este filme, es que enriquece la semblanza de su estrella principal, añadiendo como segundo protagonista a su controvertido manager, el coronel Tom Parker. Se trata de una personalidad enigmática y llena de aristas, un hombre hecho a sí mismo con invenciones y títulos impostados, para el que se eligió a un intérprete que suele quedarse en el bando de los buenos, Tom Hanks. Su rol funciona como la otra cara de la moneda, como la figura en la sombra que mueve los hilos de Elvis, primando ante todo sus propios intereses. Justificando su conducta con el hecho de que él descubrió a la gallina de los huevos de oro.
Parker se erige en narrador de la trayectoria vital del cantante, defendiéndose ante las acusaciones de abusos al llevar la carrera de su único representado. Se trata de un personaje oscuro, del que apenas sabemos nada, y que quizás nos deja con ganas de conocer mejor sus secretos, ya que la mayor parte de su compleja personalidad se queda bajo el agua, como un iceberg.
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