LLANTO DE POLEN Y MIEL por CELESTE PÉREZ FERNÁNDEZ



No le cambio el agua al jarrón. Apenas entro en esa estancia. Podría ser la parte de una casa o un órgano aún latente del cuerpo. Es la propiedad conmutativa de la similitud con ciertas flores. Y esta libélula que hurga en mis dedos, su llanto de polen y miel de secano: su analogía de aguas mustias.

Celeste Pérez Fernández


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