Asistimos a la representación del teatro permanente de la vida en directo, pero no solo como espectadores, ahora a través de los citados mecanismos también interactuamos, también participamos de forma activa o somos susceptibles de ser aquellos individuos que son observados y por lo tanto lo hacemos de manera pasiva.
El espectador es también objeto de la representación y desea mostrarse, enseñar lo que es, enseñar, mejo dicho, lo que quiere parecer que es. La época que debería destacar por estar más cerca de la verdad, por poder atesorar los mayores niveles de información y que podría ser santo y seña de la de la realidad se ha convertido en la época en que reina aquello que se ve tras una pantalla, tras una aplicación, tras el tamiz de aquello que deja ver el simulacro tras de sí.