HAY TANTO por SAFRIKA



Y la pereza agonizante del poniente, o el granizo. Escuchad, hay una madre chillando al borde de si misma, lanzándose desde el borde si misma, viajando a lo paralelo, subida en un cuatro por cuatro, liberando pájaros, nombrando lo innombrable.

Cuando acecha en la oscuridad el amor, lo rehuye.

No hay mujer prevista, ni escándalo demasiado grande, tal vez cortar en rebanadas una cabeza, clavar un cuchillo en los flancos del lloriqueo, atornillar la nada con tornillos de carne, un cerebro intoxicado, una madre muerta para los niños.

El abrazo de Leo me adoctrina en la culpa y el caos, los mediodías pasan entre lágrimas y camas, durante el desayuno me pringué de mierda un dedo, con un pegote que había pasado inadvertido.

Hay tanto.

No escribo desde la queja, ni desde el deseo de compasión, no escribo desde ningún lugar que no sea arrinconar con letras los deseos, las pulsiones, el retroceso, las heces. Reconocerme en alguna parte.

Safrika


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