EL CONTADOR DE CARTAS, The card counter, Paul Schrader, 2021
Paul Schader vuelve a las andadas con la disección en vivo de su personaje principal. Como ya hiciese en Taxi driver o la más reciente El reverendo, Schader coloca todo el peso de su película sobre los hombros de un único personaje, solitario y traumatizado tras su paso por la guerra de Irak.
ÓSCAR ISAAC INMENSO
En este caso su torturado protagonista es un inmenso Oscar Isaac. Con el nombre de guerra de William Tell, este lobo solitario se gana la vida jugando al Black Jack, pero ahí termina su parecido con los jugadores profesionales. Él no apuesta de forma ambiciosa y se retira sin llamar la atención de la banca en cuanto gana una suma razonable. A pesar de llevar una existencia nómada deambulando por los moteles cercanos a los casinos, sigue una meticulosa rutina que le permite vivir en un universo propio regido por un orden obsesivo.
Circk (Tye Sheridan) y La Linda (Tiffanny Haddish), se convertirán en los inesperados compañeros de viaje de Tell. Con ellos consigue humanizarse y y reconectar con el mundo real, fuera de los casinos.
UN OSCURO PASADO
El oscuro pasado de Tell se cierne sobre él durante toda la película, los motivos de su misteriosa personalidad va saliendo a la luz con cada nuevo flashback en una historia contada al ralentí. Isaac brilla en los momentos intensos en los que el personaje confiesa sus pecados, desnudándose frente a la cámara de una forma cruda y honesta, asumiendo la culpa y buscando, no ya un perdón que cree imposible, sino la redención.
En El contador de cartas Paul Schader realiza una crítica feroz a la política exterior de su país retratando a un solo individuo y deja ese poso amargo que suele quedar tras ver un filme despojado de adornos superfluos.
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