Erotika recopila una serie de 24 relatos carnales que
finalizan con un cuento más extenso –con el mismo título que el libro— donde Adriana
tiene encuentros sexuales con diferentes compañeros/as a partir de su entrada
en una red de contactos para adultos.
Un libro de historias cortas para disfrutar de esa picaresca que levanta el ánimo a cualquiera.
EROTIKA
Anna Genovés
Copyright © 2016 Anna
Genovés
Todos los derechos
reservados a su autora
Título de la edición:
Erótika
Autora: Anna Genovés
Propiedad
intelectual:
09/2015/427
ISBN-13:
978-1539188759
ISBN-10: 1539188752
ASIN: B01M2270Q9
1. Cara de Ángel
La belleza es un
arma
de doble filo
el asesino es un
Apolo
que delinque
Christian era tan guapo que todos
le conocían por su apodo: Cara de ángel. Era hijo de una cuarterona senegalesa
con sangre iraní y de un medio libanés cuyo padre había llegado a Colombia
desde Dinamarca.
El chico había heredado unos
preciosos ojos turquesa de mirada seráfica a lo Monty Clift; un óvalo como
Fredrik Ljungberg cuando anunciaba slips Calvin Klein. Un cuerpo igual de
esculpido que Brad Pitt en El club de la Lucha y una piel sedosa con un puntito
de café Illy arábigo.
Un espécimen más suculento que un
queso Gran Reserva de la Dehesa de Llanos. Sin embargo, el querube tenía genes
depredadores.
Comenzó a delinquir a una edad
temprana. Por su vasto historial policial existían todo tipo de delitos por los
que cumplía condena en la cárcel de La Picota de Bogotá. Empero, Cara de ángel,
sabía camelarse a todo el mundo con apenas una caída de párpados.
En comisaría había intimidado con una policía y, ésta, había difundido sus fotografías por las redes sociales. ¡Madre mía el club de fans que tenía! Y las animaladas que le ponían las mujeres, como si nunca hubieran visto a un hombre atractivo. Ni Sandokán cuando llegó a España allá por los 70 y salieron todas las madres del Cuéntame con pancartas que decían: «Queremos un hijo tuyo». Por lo menos, el actor hindú era todo un gentleman.
Cara de ángel superaba todas las
pruebas. Había conseguido su propio trono por razones obvias. Hasta el gobierno
colombiano dejó que la prensa rosa de USA entrara en prisión y lo fotografiara
a cambio de untar sus bolsillos. Al final, se fugó de la penitenciaría y fue a
parar a una banda criminal que operaba en la famosa colina de Los Ángeles, muy
a juego con su sobrenombre.
***
Pam era una actriz decadente. A
sus 55 años nadie le ofrecía un papel en TV y menos en la gran pantalla. Pese a
ello, vivía en una lujosa mansión de Hollywood. No obstante, como tantas
estrellas venidas a menos, estaba más sola que la una.
Una corte de siervos amenizaba
sus días embalsamados en champagne y Beluga. Reían sus gracias, esnifaban
cocaína y follaban como locos. Después, cada uno volvía a su cuchitril de oro y
diamantes de sangre.
La servidumbre recogía los
excesos de las orgías, mientras ella dormitaba repleta de barbitúricos con un
antifaz de colágeno y diversos vibradores: los coleccionaba por si en algún
momento se terciaba utilizarlos.
Esa noche, sus caprichos la
habían mantenido como una espectadora VIP: voyeur de luxe. Le apetecía un totum
revolutum de cuerpos gimiendo. Era feliz viendo cómo goteaban las vaginas
repletas de semen y cómo lo machitos del celuloide se fornicaban unos a otros.
Al final, había conseguido formar
un trenecito en el salón de su excelsa residencia. Esfínteres ligados por las
vergas de sus vecinos. Cuando acabó la bacanal, se retiró a sus aposentos
privados. Dormía profundamente cuando escuchó a su chihuahua albino ladrar.
–Tarzán –dijo soñolienta—. Ya sé
que te he dejado fuera de la habitación. Hoy quiero dormir sola.
Pero no pudo conciliar el sueño.
Se dispuso a introducirse un
vibrador de última generación con secreción seminal y turbo orgasmo de Victoria
Secret –una colección muy cool que la celebrity vendía en exclusiva a sus
íntimos—. No obstante, tras acariciar sus labios vulvares y sentirse húmeda.
Los chillidos de Tarzán la desorientaron. Se puso la bata de satén con
cristales de Swarovski y salió al pasillo. Al abrir la puerta, descubrió al
primoroso chucho con el cuello roto. Cubrió su boca para no chillar. La sombra
de un hombre encapuchado husmeaba por el despacho de la caja fuerte.
Pam regresó a su cuarto,
sigilosa. Minutos después, volvió a salir y se deslizo, agazapada, hasta la
estancia inferior.
***
Cara de ángel había abierto el
cofre de las joyas; estaba claro que alguien le había dado el soplo. Se había
quitado el pasamontaña, le gustaba trabajar a rostro descubierto. Cuando Pam lo
vio, supo de inmediato de quién se trataba. Sabía que su cuerpo lucía con
múltiples tatuajes carcelarios: uno por cada delito cometido. Y también lo
apetecible que estaba. Relamió sus labios golosos; su cuerpo experimentó una
secreción extrema. La misma que cuando practicaba cualquier deporte de riesgo:
se había excitado al ver a ese delincuente con tesitura de Apolo. Apretó sus
muslos mirando la boca del adonis; imaginándola lamiendo su clítoris. Unos
salvajes temblores brotaron de su vientre.
—No te muevas o te vuelo los sesos
—dijo cara de ángel en un inglés chapucero.
—¿Por qué no hablamos primero?
—propuso la vieja gloria abriéndose la bata y exhibiendo sus perfectos senos
siliconados, talla 100.
—¡Pendeja! Aunque estés muy buena me he follado a tantas tías que paso. Se abren la cuca sólo con olerme —cara de ángel se tocó la entrepierna con vulgaridad—. Además, me gustan jovencitas. Niñas, no momias.
—Si quieres pasamos un buen rato.
Después, te doy las joyas. El seguro me pagará su valor y los dos saldremos
ganando —insinuó Pam con sigilo.
—¡Joder! ¡Corta el rollo! ¿A ver
qué sabes hacer? —sugirió cara de ángel apuntándola con su Glock.
Pam sacó el súper vibrador de un
bolsillo y lo deslizó por su piel aterciopelada; hasta introducirlo en su
hendidura, jadeante. El falo de cara de ángel se puso como una barra de acero
al rojo vivo. Dejó el arma y se acercó a ella.
—Eres una mature con la totona
muy caliente. A ver si tu culo responde igual —le pegó una palmada
extremadamente fuerte. Un latigazo que dejó las nalgas de Pam marcadas. Gritó
de placer.
—Te gusta clavarla por detrás y
con fuerza, ¿verdad? —preguntó la actriz, sensual.
—¡Ponte a cuatro patas y cállate
de una puta vez! —ordenó cara de ángel antes de pegarle una leche. Pam se
tocó la mejilla y sonrió.
—A ti te consiento lo que quieras.
Seré tu perra. Pero antes dame un besito —Pam puso morritos besucones.
Cara de ángel pellizcó sus pezones
y mordió sus brazos. Ella se agitó. Las bocas se unieron. La estrella lamió la
lengua del intruso como si fuera un helado de frambuesa. Después, sumergió la
suya entre los labios divinos del soberbio macho. Segundos más tarde, el bicho
la empujó encarando su falo hacia las grietas perianales. De repente, Pam sacó un
spray antivioladores y literalmente embadurnó su rostro. El malhechor restregó
sus ojos, chillando. Quemaban como si tuvieran gas mostaza.
—¡Cabronazo! ¿Con que te gustan
muy jovencitas o casi niñas? Que enfermo está el mundo para que millones de
jóvenes suspiren pensando en ti. Solo eres basura criminal. Más vulgar que
Sacha Baron Cohen en Borat.
Acabados los exabruptos, Pam cogió
el Óscar, que un día pretérito le había concedido La Academia y le destrozó el cráneo a golpes. Cara de
ángel yacía ensangrentado y completamente desfigurado sobre la alfombra Persian Vase del siglo XVII –única en el mundo—.
Ipso facto, llamó al Sr. Lobo –una especie de Ray
Donovan que limpiaba la
mierda de todos los hollywoodenses.
—Erik soy Pam. Ven: es urgente
cielo. He matado a una verdadera cucaracha. Quiero que te deshagas del cuerpo.
Cara de ángel no volvió
a delinquir. Su cuerpo yacería in aeternum a dos metros bajo tierra en algún
lugar desconocido.
Sigue leyendo...
#escritoras #poetas #escritoresdeinstagram #kindle #uncafeparaescribir #palabrasconvertebra #mujeresescritoras #versos #letras #prosapoetica #autoras #amazon #poesiaenespañol #letrasenverso #poetasdeinstagram #annagenoves #kindleunlimited #kindlebooks