EL DEMONIO



PARA mí, sin duda, una de las mejores películas sobre posesiones satánicas de la historia del cine.

Dirigida por Brunello Rondi y con la gran Daliah Lavi como protagonista, El demonio (aka Demonia,1963) es un filme impactante y sobrecogedor, que combina lo folclórico con lo fantástico, lo ancestral con lo sobrenatural, y mantiene en vilo al espectador desde el primer hasta el último minuto del metraje.

Rodada a modo de documental en la región de Lucania (en el espectacular pueblo de Matera) y siguiendo en parte la estética del neorrealismo, El demonio nos sumerge de lleno en el mundo de las tradiciones y los ritos paganos de la Italia profunda, en sus cultos y ceremonias, donde magia y religión conviven en inquietante armonía.

Todo en esta película, su desconcertante guion, su nítida fotografía, la banda sonora, los paisajes y actores (muchos de ellos habitantes del pueblo) y el sincretismo de los rituales que muestra, encaja a la perfección, sin sensacionalismos ni estridencias, dando como resultado una sobria obra maestra.

Aunque si por algo merece ser reivindicada hoy en día, al margen de lo anterior, es por la abrumadora interpretación de Daliah Lavi, que deja al espectador boquiabierto.

William Friedkin debió empaparse muy bien de ella antes de rodar El Exorcista, hasta el punto de calcar una de sus más memorables secuencias: os toca (no os costará demasiado) descubrir a cuál me refiero.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Películas que erizan la piel
(Canalla Ediciones, 2019)




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