En las paredes
donde Kafka rompió
las barreras del tiempo
escribo bajo la alucinación
y el delirio oscuro
de mis manos,
la energía del fuego
de los ojos de Franz.
Las voces estallan
detrás de mí,
la piel hormiguea
y se desprende
en giros violentos.
Destellos
se extienden
en las manos.
Recuerdo inaudito
de la terrible esperanza.
La pluma
recorre veloz
historias de sombra,
ensangrentadas.
Las fotografías recuerdan
el proceso doloroso
de la metamorfosis
hacia la muerte y la enfermedad.
Malsana tuberculosis
encumbró sus cuarenta años
hacia la fuga y la inmortalidad.
Amada mía,
te escribo en esta casa
de obras manuscritas,
soledad y dolor.
Kafka al oído me habla,
me cuenta el secreto
de las torres y los números.
El castillo abre sus puertas,
mi fe se obscurece.
Rubenski Pereira, de Latido izquierdo Chamán Ediciones, 2018).