Y hasta aquí lo duro: dos chicos de pueblo con los pantalones arremangados hasta los nudillos, dos hermosos siamesas ocupados en que no se derrumben las paredes de mimbre de sus respectivos nidos, los huevos aquí junto a la ubre, cerca del fuego, que la cencella no los toque miniña que no los toque la peste que soy sanroque y vuelta a empezar, primero el nido, luego el fuego, detrás el huevo, luego el invierno con sus párpados de celofán, chilla el chileno frente a la fragua boreal, cricrí soy el grillo la cigarra ¿cantas hermano bailas conmigo? dice sí y digo vamos, lo difícil era sacarnos a bailar.