El preciso instante de la felicidad es, como dice mi amigo Carlos Fong, el momento en que alguien sonríe por una de las historias que hemos escrito o contado. Y, como mi amigo, me considero un optimista bien informado, lo que me convierte en una suerte de pesimista de colores vivos.
Gracias a la Universidad de Copenhague, pude visitar por unos días aquella ciudad. Después de año y medio sin viajar, aterricé en una ciudad lluviosa pero cálida, que tiene interés por nuestra lengua, que quiere leer a nuestros escritores en su lengua y en la nuestra, que quiere asomarse a nuestras literaturas con entusiasmo. Por allá quedaron ejemplares del libro clave de este bicentenario: “Puente levadizo: Veinticuatro cuentistas de Panamá y España”, que les ha contagiado la curiosidad por nuestros cuentistas. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, el martes 5 de octubre de 2021.