Desorientado por la prisa
Deambulo por un mapa de sombras
buscando un latigazo de sol
que desangre las cicatrices del hartazgo
que acuchilla mi garganta
Como cada día
voy y vengo
en un voy y no estoy
Mi autopista del sur
es una línea recta y torturada
por los incesantes picotazos
de las agujas del reloj
que acribillan mi vida
El asfalto hace gárgaras de brea
y burbujea derretido
por el barritar de los cláxones
y el desaforado berrido
de un rostro constreñido
que ametralla de maldiciones la avenida
desde un Hyundai Coupé
En los márgenes
el mar es un destello
caído del cielo
que juguetea con los recuerdos
que orbitan en mis corneas
mientras sigo pagando las letras
de un tiempo perdido
que se va
y me siento
como ese pez
que coletea en la orilla
febril y desesperado
hasta que algo se rompe en silencio
y deja resbalar un suspiro
que esparcirá las cenizas de su historia
sobre una eternidad de arena
que no tiene memoria
Rafael López Vilas