cuando te conocí
cuando te conocí
el puesto de helados de la curva
repartía raciones en un verano de tantos
el viejo río bajaba teñido
y las garitas resguardaban
a los chicos de reemplazo
cuando te conocí
las muchachas sonreían
al bajar por la avenida
las quimeras disfrazaban su rostro
y los tiempos cambiaban de dueño
siempre en cualquier otra parte
cuando te conocí
los niños conseguían cigarrillos
en la tienda de ultramarinos
los viejos saludaban al cruzar el puente
y la ciudad se mecía despacio
tratando de conservar su nombre
cuando te conocí
vagones de hierro
cambiaban de vía en mitad de trayecto
los domingos reposaban en una sesión continua
y la playa se esfumaba en silencio
bajo estos mismos adoquines
cuando te conocí
nos sentamos a la mesa
y compartimos con alivio mi retraso
revolví la sal con el azúcar
y enfilé el camino
hacia el centro de todos tus planes
cuando te conocí
retomamos la partida
donde nunca la habíamos dejado
me salté todas las reglas
y prendí fuego a la casa
justo al comenzar la tarde
cuando te conocí
te reconocí sin dudarlo
te mentí sin quererlo
te elegí sin pensarlo
te maté sin saberlo
*
tiempos de vuelta
no tuvimos más opciones
que salir en estampida
llevar puesto el equipaje
y guardar en el tintero
los versos de doble filo
los bares fueron cerrando
el dorado sucumbió al bronce
y con las primeras luces
nuestros viejos remiendos
confirmaron su regreso
hasta el punto de partida
sin llegar a proponerlo
tomamos como parte del juego
esculpir huellas de barro
en ausencias movedizas
responder con evasivas
sobre aquellos restos de sangre
en el traje de los domingos
esto fue así
chico
esto fue así
ahora todo nos llega etéreo
los cuchillos afilados
ya no están bajo las mantas
el tiempo patina
sobre tierra engrasada
y los sueños se evaporan
justo al alcanzar la esquina
fluimos en un tránsito de vuelta
de nubes áridas
de vivir encarados
hacia los atardeceres
de tratar de sujetar las riendas
y sentir cómo arrecian las despedidas
de evitar volvernos cuerdos
de cambiar nuestra locura de sitio
cuando te conocí
el puesto de helados de la curva
repartía raciones en un verano de tantos
el viejo río bajaba teñido
y las garitas resguardaban
a los chicos de reemplazo
cuando te conocí
las muchachas sonreían
al bajar por la avenida
las quimeras disfrazaban su rostro
y los tiempos cambiaban de dueño
siempre en cualquier otra parte
cuando te conocí
los niños conseguían cigarrillos
en la tienda de ultramarinos
los viejos saludaban al cruzar el puente
y la ciudad se mecía despacio
tratando de conservar su nombre
cuando te conocí
vagones de hierro
cambiaban de vía en mitad de trayecto
los domingos reposaban en una sesión continua
y la playa se esfumaba en silencio
bajo estos mismos adoquines
cuando te conocí
nos sentamos a la mesa
y compartimos con alivio mi retraso
revolví la sal con el azúcar
y enfilé el camino
hacia el centro de todos tus planes
cuando te conocí
retomamos la partida
donde nunca la habíamos dejado
me salté todas las reglas
y prendí fuego a la casa
justo al comenzar la tarde
cuando te conocí
te reconocí sin dudarlo
te mentí sin quererlo
te elegí sin pensarlo
te maté sin saberlo
*
tiempos de vuelta
no tuvimos más opciones
que salir en estampida
llevar puesto el equipaje
y guardar en el tintero
los versos de doble filo
los bares fueron cerrando
el dorado sucumbió al bronce
y con las primeras luces
nuestros viejos remiendos
confirmaron su regreso
hasta el punto de partida
sin llegar a proponerlo
tomamos como parte del juego
esculpir huellas de barro
en ausencias movedizas
responder con evasivas
sobre aquellos restos de sangre
en el traje de los domingos
esto fue así
chico
esto fue así
ahora todo nos llega etéreo
los cuchillos afilados
ya no están bajo las mantas
el tiempo patina
sobre tierra engrasada
y los sueños se evaporan
justo al alcanzar la esquina
fluimos en un tránsito de vuelta
de nubes áridas
de vivir encarados
hacia los atardeceres
de tratar de sujetar las riendas
y sentir cómo arrecian las despedidas
de evitar volvernos cuerdos
de cambiar nuestra locura de sitio