17.
La madre viste, lava, peina y acicala al niño antes de enviarlo de excursión de aprendizaje al colegio, o sea, a la vida. Cuando él ha partido y la puerta se cierra, ella tiembla. Reza para que no le suceda algo malo, para que no lo molesten ni le insulten. Lo mismo que hago yo, cada mañana y desde hace ya varios años, con las palabras que envío ahí fuera, a esa exposición pública que siempre corre el riesgo del escarnio y la tragedia.
32.
Imaginemos que la literatura es un lago. Debemos atravesarlo a diario. Casi todos los escritores de este país nadan juntos, se protegen si uno corre peligro de ahogarse, se animan a llegar a la otra orilla. Yo, en cambio, nado solo. Despacio, a mi ritmo, sin salpicar. Lucho para esquivar la soledad, el fracaso y los tiburones. Pero sé que aún quedan cuatro o cinco literatos, generalmente poetas, que se zambullirían en el agua si me hundiese. Llegarían sin resuello a mi lado, con la única intención de tenderme una mano. Ellos también suelen nadar solos.
37.
En la actualidad, el problema con los aprendices de escritor es el siguiente: creen que escribir significa estar en las ferias del libro, firmar ejemplares a miles de lectores, colaborar en los grandes medios, conceder entrevistas, participar en debates televisivos, darse atracones en cenas gratuitas, recibir palmadas en la espalda, ganar una pila de dinero y encaramarse a la cima de la fama. Y no es eso, hombre. Eso es la excepción, y escribir es lo contrario: es la soledad, el sacrificio, el anonimato, la pobreza, el fracaso, tu editor diciéndote que no has vendido nada, que nadie te reconozca en la cola de la pescadería, y el sufrimiento y la lucha diaria y desquiciarse con el folio, con los fantasmas y con tu propia sombra.
83.
Me encanta ese pasaje de La rubia del bar, de Raúl Núñez, en el que un personaje le suelta al narrador: Ahora te ha llegado el momento de demostrar que tienes cojones, tío. Siéntate a la máquina y escribe la historia.
124.
De los comentarios del blog de Hank Over recato una frase estupenda del limeño Miguel, "el dueño de los cajones": Veo que acá se reúnen los malditos, los genios y los locos.
146.
Rabia. Me gusta la rabia que encuentro en muchos blogs. La rabia contra la sociedad y lo establecido está prohibida en las revistas del régimen, en los periódicos, en los magazines al uso. Está encarcelada y proscrita y por eso necesitamos las vomitonas de los blogs. Gente provocadora, sin pelos en la lengua, con el hacha en la pluma (o sea, en el teclado). Gente libre, en definitiva. Gente que ha optado por dar zarpazos de escritura en vez de mamársela a los poderosos para que les garanticen un premio amañado. Necesitamos esos blogs, esa libertad. Necesitamos esos aullidos.
169.
En estos meses el trabajo más duro que he afrontado es conseguir que no me atrape la depresión.
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