Es, cómo diría yo... tal sensación de acoso y amenaza desde hace ya tantos meses, demasiados para mantener la calma, de mentira y distopía en el aire, un esplín y presión insufrible en las venas, un ahogo continuo en el pecho, un recorte salvaje de nuestras libertades y derechos, una belicosidad sin tregua en las formas, la arrogancia insultante de los que manejan los hilos, un adoctrinamiento cateto e hipócrita, una tutela redundante y feroz, y sobre todo el no te quejes, no protestes, no llores, puro sarcasmo de las castas hacia los parias, en suma, un nuevo orden y dominio, el que a toda costa y con todo tipo de subterfugios nos quieren vender e imponer, que al menos yo ya no me creo nada, ni promesas ni amenazas ni monsergas ni ayudas, ni a los hunos ni a los hotros, que diría Unamuno, nada de nada... El mar aún está ahí, eso sí, y bajo los adoquines la playa, todavía... Depende de cómo lo mires...
Vicente Muñoz Álvarez