Dos imágenes literarias (porque yo, en realidad, si lo analizo, todo lo veo y encarno así) recurrentes esta mañana nublada en la Tierra, recién terminada la ruta de calzado, que me vienen, por asociaciones y correspondencias, supongo, como dardos envenenados a la cabeza: Roderick Usher y su hipersensibilidad y “acuidad mórbida de los sentidos”, según Poe, cómo en aquel lúgubre caserón las pasaba canutas para serenarlos a base de silencio y cosas de mucho poder (o sopitas y buen vino), y Jean Genet, presidiario y mártir, en Milagro de la rosa, transmutando, como los alquimistas, los esputos de los reclusos en flores: misterios del subconsciente...
Vicente Muñoz Álvarez